lunes, 7 de enero de 2013

Secretos Compartidos Capitulo XI


Cada vez que lo recordaba, se llenaba de rabia. Y lo recordaba a cada instante, debido al dolor que seguía sintiendo en la muñeca. Como un drogadicto que cada vez necesita mas droga, así se sentía ella. Necesitaba mas y ya no le importaban las consecuencias. Respiró hondamente y trató de calmarse, con las manos apoyadas en el respaldo de una silla de su cocina. Pensó, evaluó y seleccionó. Cuando estuvo conforme con su elección, sonrió. Sólo le quedaba tomar una simple cuchilla de carne, guantes, y salir. La excusa la pensaría en el camino.




-Perfecto –dijo deteniéndose frente  a la vidriera del negocio. Miró su reloj, escasos minutos faltaban para la hora de cierre, y ya era poca la gente que andaba por la calle.
Con una sonrisa, entró a la farmacia.
-Hola –saludó con su mejor sonrisa al dependiente.
-Hola...¿cómo estás? –respondió el muchacho, sorprendido.
-Este idiota ya está embobado. –pensó.
-Perdón...¿qué necesitas? –preguntó él, al ver que ella no decía nada.
-Ah si, perdona, me quedé penando en cualquier cosa. Necesito potasio.
-¿Otra vez le pidieron eso a tu hermano?–dijo él con una risita.
Ella sonrió, el tipo aún la recordaba.
-Sí, ya lo tienen cansado, y lo peor es que seguramente reprobará química, así que de mucho no le sirve....
-Suele pasar. Ven, sígueme.
Mélisande lo siguió. Por dentro se sentía victoriosa, ya lo tenía en sus manos. Con un movimiento rápido, le puse la traba a la puerta, para evitar que ningún posible cliente entrara.
-Veamos.....esto estaba por aquí....-el dependiente comenzó a hurgar en varias cajas que se amontonaban en el pequeño cuarto contiguo al negocio.
Volvió a sonreír, nunca una víctima le había resultado tan fácil. Sólo sacó su cuchilla de debajo de su tapado y la clavó en la espalda del muchacho. Una queja ahogada fue todo lo que se escuchó. El dependiente trató de aferrarse a algunas cajas, pero Mélisande lo apuñaló dos veces más. Cuando cayó al suelo, ya estaba muerto, y una caja cayó encima de él, desparramándose varias bolsitas de un polvo blancuzco.
-Con una hubiera sido suficiente...pero hubiera tardado mas. Después de todo, no me gusta que sufran tanto –se puso en cuclillas al lado de su víctima y con sus dedos pulgar y mayor le cerró los párpados, ocultando para siempre una mirada llena de horror y espanto.
Divisó unos frascos de pastillas, no sabía de qué serían, pero los abrió y los vació sobre el suelo. Algunas rodaron, ensuciándose de sangre, y las pateó con un pie, alejándolas. Tomó las que estaban limpias y sobre el piso, fue armando como un rompecabezas donde se formó “From me, to you”. Ya nadie podía decir que su letra coincidía.
Salió del cuarto con sigilo, y caminó agachada detrás del mostrador. Abrió la caja registradora y sacó varios billetes. Quería comprarse zapatos nuevos.
Envolvió a la cuchilla y a los guantes  en una bolsa plástica, guardó los billetes, y abrió la puerta, sacándole la traba con un pie. Al llegar a la esquina arrojó todo en un bote de basura y se fue a su casa tarareando una canción.



-John, ¿te enteraste?
-Si George. Como siempre, Dobb me llamó a mí primero, y a cualquier hora –bostezó –Ah, Paul, hoy debemos hacer tu canción, ¿no?
-Sí.
-Entonces esto será aburrido –bromeó George -¿No podemos dejarla para el año que viene? Ya no falta nada para el ’66.
-No, quiero hacerla ahora.
-Pero da la casualidad de que yo traje algo mejor –dijo John.
-Hola, ¿interrumpo?
-No Mélisande. Bueno, quizás si.
La chica miró a John, desconcertada, hasta que él le sonrió.
-Pasa, ¿qué necesitas?
-Venía a decirles que ¡ay!
-¡Cuidado con esos cables! –exclamó George.
-Tranquilo, no pasó nada, sólo me tropezé. Estos zapatos tienen demasiado taco –los miró y comprobó que no se habían roto –Chicos, recuerden que hoy tienen reunión con la discográfica, y después sesión de fotos.
-Oh, es verdad –dijo Paul.
-Bueno, los veo después –saludó con la mano y se fue.
-Qué bien camina....
-¡Paul!
-Bueno, sólo fue una apreciación...
-¿Vieron eso? Se compró zapatos –dijo Ringo.
-¿Y con eso qué? –John lo miró con indiferencia.
-En la caja de la farmacia faltaba dinero.
Paul largó una carcajada.
-¿Qué diablos tiene que ver la caja de la farmacia y un par de zapatos?
-En que faltó bastante dinero, y esos zapatos son caros. Y Mélisande aún no ha cobrado su sueldo.
Los tres se miraron, sorprendidos.
-Joder, tiene razón.
-Igual, no creo que sea motivo de sospecha –dijo John.
-Todo es motivo de sospecha con esa chica –negó George –A veces pienso que un día entrará aquí con una ametralladora y no nos dejará enteras ni las uñas.


-Mélisande, ¿estás bien?
-Ah, si, disculpe profesor –respondió sobresaltada.
-Te repito, ¿te sientes bien? Te veo muy pálida y algo distraída.
-Me siento un poco débil,  pero no se preocupe –trató de esbozar una sonrisa, pero realmente se sentía mal, sobre todo, mareada.
-De acuerdo. Tengo una noticia para darte. En enero habrá otra exposición, y tu estarás. Ve seleccionando tus mejores trabajos.
Esta vez no le costó nada sonreír, de repente se sintió mucho mejor.
-Gracias profesor, de verdad muchas gracias.




El año nuevo llegó con tranquilidad, la noticia de la exposición la alegraba mucho.
Al fin llegó el día y allí estaba ella, sonriente cono nunca, respondiendo las preguntas que la gente entendida en el tema le hacía. Pensaba en lo que se perdían sus padres, con quienes hacía mucho tiempo no tenía contacto. Ellos le seguían escribiendo, pero ella seguía ofendida, por eso cada vez que recibía una carta de  Francia, no dudaba en arrojarla a la basura.
-¿Tú? No esperaba verte aquí.
Asustada, dirigió su mirada a quien le hablaba, encontrándose nada menos que con George.
-¡Hola! Lo mismo digo sobre ti, ¿qué haces aquí?
-Me gusta ver arte, ¿a tí también?
-Me gusta verlo y me gusta hacerlo.
-¿Cómo?  No entiendo, ¿tú también estás exponiendo?
Sonrió con algo de malicia. A ella no la engañaban así de fácil, George sabía perfectamente que ella pintaba, la primera vez que se habían visto era en la anterior exposición. Pero decidió disimular.
-Sí, de hecho, ese cuadro que está viendo Paul es mío.
George se giró y vio a su amigo muy interesado, y acosado por varias mujeres.
-Te felicito.
-Gracias.
-Iré a auxiliar a Paul –rió, y se alejó, pero Mélisande no le quitó el ojo de encima. George parecía el que más desconfiaba de ella.



-“From me to you” –volvió a leer Dobb –Si serás hija de puta....
-¿Qué vamos a hacer, Inspector?
-Estamos solos Diana, no me trates con jerarquías y esas bobadas –le espetó él. La mujer sólo resopló, fastidiada.
-Contéstame la pregunta.
-Te contesto: no lo sé.
-Eres un inútil. –se puso de pie. Él sólo encendió su pipa.
-No te enojes. Está bien, te diré algo mas. Falta muy poco para que la agarremos. En algún momento dará un paso en falso y ahí estaré yo.
-Eso espero. Trata de hacerlo antes de que acabe con toda Inglaterra –Diana se fue, dando un portazo. Dobb sólo exhaló el humo.



Luego de escuchar atentamente las instrucciones, Mélisande suspiró, cansada. Brian se despidió  de ella y luego de los chicos.
Miró la hora en un reloj de pared: eran las ocho y media de la noche, y quién sabe hasta qué hora tendría que estar allí. ¿Todo por qué? Porque era la asistente de The Beatles y a ellos se les ocurría quedarse hasta cualquier hora de la noche grabando. O inventando cosas. Otras chicas harían lo que fuera por estar en su lugar, pero en ese momento ella estaba un poco harta. Estaba allí nada mas porque necesitaba el dinero y para hacerle el jueguecito a Dobb.
Mientras veía cómo debatían sobre algo tan insignificante, para ella, como la introducción de una canción, decidió entretenerse con algo. Miró de reojo a los dos asistentes de sonido, tan absorbidos en sus mundos llenos de términos extraños que no conocía, y sacó de su bolso su cuaderno de dibujo. Le sacó punta a uno de sus lápices y se propuso dibujar los primero que se le viniera a la cabeza. Pero no tuvo suerte, y después de pasar un rato mordisqueando la goma de su lápiz, se puso de pie y, mirando por el vidrio, comenzó a dibujarlos. Llevaba buen rato haciéndolo cuando comenzó a sentirse mal, con mareos y la vista un poco turbia. Cuando quiso guardar sus cosas y avisar que se tendría que ir, no pudo. Cayó desmayada.




-Creo que está despertando –dijo el médico poniéndole una mano sobre la frente.
-Si, pareciera que se quejara –agregó Paul.
-Ey, Mélisande, ¿me ves? –George sacudió su mano frente a los ojos de la chica.
-S...Si....-respondió débilmente.
-¿Me reconoces?
-Si...eres George.
-Bien Mélisande, te tomaré la presión. –el médico le colocó  el aparato, y luego de controlar el reloj y escuchar atentamente, dijo –Ya se está normalizando.
-¿Qué me pasó? –preguntó ella, tratando de incorporarse. Ringo la ayudó.
-Te desmayaste, tuviste un bajón de presión. Dime, ¿no estás embarazada?
-No.
-¿Te alimentas bien?
-Si, así creo.
-Mmm...entonces puede ser debido a stress.¿Has estado trabajando mucho últimamente?
-Puede ser....
-¿Pasaste por alguna situación complicada, que te haya angustiado, o preocupado?
Recordó el intento de suicidio, estaba segura que sería eso, pero negó con la cabeza.
-Bueno, por ahora ya estás bien. Si vuelves a sentirte mal, acude a un médico sin tardanza, así te ordena unos análisis.
-De acuerdo, gracias.
Todos se despidieron del doctor, y Mélisande comenzó a juntar sus cosas. Mientras tanto, Paul corrió a llamar por teléfono a Dobb, avisándole sobre lo que había pasado.
-¿Nos dibujaste? –dijo John, de pronto.
-Ay...Estoy mal, y vienes tú a casi matarme del susto....
-¿Nos dibujaste? –insistió.
-Al menos pídeme disculpas. ¿Acaso no te resultan conocidos esos cuatro?
-Pues te tengo que decir que sí, porque estamos iguales. No, mejor, idénticos.
-Qué bien. –extendió la mano, para que John le devolviera su cuaderno.
-¿No me lo vas a regalar?
-¿Por qué tendría que hacerlo?
-Bueno, soy uno de los dibujados, ¿o se lo darás a otro?
-No se lo daré a nadie, es mío.
-Anda Meli, regálamelo –rogó entre risas.
-No me llames “Meli”, es horrible –rió ella también.
-Mirándolo bien, si, es horrible. Tienes un nombre raro, pero bonito, y “Meli” es demasiado común. Entonces, ¿no me lo regalarás, Mélisande?
-No.



*********************
Hola! Perdón por la tardanza en este fic, no andaba inspirada para él, y ahí tienen el resultado, quedó re feo jaja
Ey, por si no se dieron cuenta, el blog tiene permitido poner emoticones con caritas, pero no sé si realmente funciona. Pónganme caritas en los comentarios para ver si esto anda o no jajaja. 
Bueno, me despido ya, un besoteeee!

3 comentarios:

  1. :D :/ :O ;) :P Probando, probando! Va o no va? Mira que si no va le pego una patada al trasto este que lo reviento en mil pedazos y me convierto en la Mélisande de la tecnología, ahí, asesinándolo todo"! Jajajajajajajajajaja :D :O Pero va o no va la cosa ésta?
    Jejeje. Ahora en serio, va, me dejo de poner emoticonos ;) que es que si no me pierdo o.O y no veas después lo que tardo en escribir comentarios :O
    Dices que te queda feo y no,no y no, no es así. Mentira cochina que cuenta María! Qué va a quedar feo? Te ha quedado genial como siempre. Cómo va a ser feo si mi amiga Mélisande vuelve a las andadas y ahora con el farmacéutico??? Sííí! Sangre! XD
    Pues lo que te decía. Esta Mélisande tiene más peligro que Rambo yendo a cenar a un restaurante coreano. La leche. A la mínima que te descuidas, zasca. Ya lo dije una vez, pero o Dobb se pone las pilas y la pilla rápido o Londres pronto pasará de ser la ciudad más poblada de Europa a tener menos habitantes que una aldea del Pirineo catalanoaragonés. Que no? Tiempo al tiempo, ya hablaremos cuando dentro de unos cuantos años a los niños londinenses les toque hacer pirámides de población en geografía y vean un elevado número de fallecimientos entre personas de la edad adulta allá por el 65... XDDD
    Bueno, el asesinato del tío de la farmacia me sorprendió. No pensé que se lo cargaría, no, no, no. Pero claro, pensándolo en frío, el tipo éste sabía más de la cuenta porque le vendió el veneno la otra vez, así que... mira, en el fondo (como en el asesinato del casero) es hasta útil su muerte, jajajaja. Así, muerto el perro, se acabó la rabia. Éste seguro que ya no dice nada a la policía sobre que una bella chica fue a pedirle venenito para las clases de su supuesto hermano... jejeje.
    Y otra expo. Joer, con el futuro que tiene como artista y ella por ahí matando al personal. Que es que me dan ganas de ir y decirle "que no ves, alma de cántaro, que te van a trincar y no vas a poder acabar Bellas Artes? Que se te va a joder una carrera en la que tienes un gran futuro?" Bueno, no, casi mejor que no voy a decírselo, que es caso que me mate... Y más si se entera de que mi fijación obsesivocompulsiva es por el John también, que ahí entonces sí que me mata y me remata. La canción no sé la que me pondría, pero mira, tampoco tengo demasiada curisidad, sabes? XD
    Uhhhh... Estos chicos. Aquí los únicos dos que demuestran tener algo en esa cabezota que no sea serrín son George y Ringo, sobre todo George, que la tiene calada (y ella lo sabe... uy, por cierto, me da un poco de miedito el hecho de que ella sepa que George desconfía de ella, no sé... ¬¬ ). Los otros dos, y voy a usar una expresión un poco malsonante de mi tierra, creo yo que si les meten un hachazo en la cabeza y miran dentro de su cráneo, en lugar de cerebro, tienen un coño (te dije que era un poco malsonante la expresión... XDDD) Y, hablando de hachazos en la cabeza... A mí me entran ganas de dárselo! Sobre todo al "Meli" coleccionista de dibujos, que del hachazo no sólo le abría el cráneo sino que lo partía en dos cual árbol partido por un rayo... :P
    Y esos mareos... Stress? Sí, bueno, el tener tres ocupaciones, asistente, estudiante y asesina en serie, debe de cansar bastante, la verdad... Jajajaja. Bueno, fuera coñas, sea como sea, estos mareos pintan más mal de la cuenta... hasta se ha desmayado, fíjate. No sé, no sé...
    En fin, nena, que yo me voy despidiendo, que ya es hora de irse a dormir como un tronco, a soñar en cosas bonitas, como que Mélisande va a hacer una visita al Congreso de los Diputados y... Bueno, dejémoslo estar, jajajaja.
    Saludos y sigue pronto, que estoy intrigada! (Y tú no quieres que sufra por la espera, verdad?) jajaja.
    BESOTES GRANDES! Muaaaak! :D

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  2. Hello!!
    Me matas de alegría cada vez que veo que subes en este fic :D
    Y no, no está feo, no! Con o sin inspiración, logras que quede genial. Además, agrego que me encantan los capítulos en que sacas a la asesina de Mélisande a flote (Sí, soy una loca sádica)y con esas muertes tan... interesantes. Y la de hoy fue muy inesperada, porque aunque sabía que habría una nueva víctima, no creí que fuera él. Pero seguro que dará un paso en falso en algún momento y terminarán agarrándola... o en su defecto, acabará con medio Londres.... Peeero esos son detalles :oops:
    Estoy ansiosa por conocer el final de esta historia, aunque no muy feliz de que se acabe :(
    ¡Saludos!

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  3. :) Si, se puede jaja Me encanta este fic y me intriga mucho saber que va a pasar con la loquita esta jaj Si la van a atrapar o no. En mi opinión es una genia, y Dobb un tarado ajja

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Por cada comentario, tu beatle preferido te dará un beso.

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