lunes, 23 de septiembre de 2013

¡Mi abuelo es un beatle! Capitulo 5

-¿Cómo lo sabes? –alucinada, sin poder creérselo, Midori miraba a Ringo. Tenía una sensación extraña: alegría y a la vez preocupación por el repentino cambio de humor de Ringo. Que la reconociera como nieta de su abuela, quizás era un inconveniente: a saber qué habría hecho Doris como para que aún la recordara.
-Es que eres igual –respondió Ringo, tras unos segundos que a Midori se le hicieron eternos.
-¿Igual? Mi abuela era rubia.
-Lo sé pero...eres parecida. Muy parecida, ¿nunca te lo dijeron?
Como respuesta, sólo se encogió de hombros y negó con la cabeza. La verdad era que no se acordaba si alguna vez se lo habían dicho.
-¿Y entonces?
-Entonces, ¿qué?
-¿A qué viniste? Lo de que eres mi nieta es mentira, ¿no?
-Ya le dije que hay un cincuenta por ciento de probabilidad.
-No, eso es broma. –al fin volvió a reír, a la vez que negaba con la cabeza.
-No, no lo es. Mi abuela estuvo con Paul, y luego con usted.
-Sí, fue algo muy gracioso. La primera vez que le robaba una chica a Paul. Ya sabes, todas estaban “Ay Paul” –hizo una vocecita aguda, a la que Midori no pudo evitar festejar con una risita –Así que robársela fue genial, la primera de una larga lista de “robos”, ya que se repitió muchas veces. Creo que hasta ahora lo conseguiría.
Midori levantó una ceja y Ringo dejó de reírse.
-Perdón, esto no lo debe escuchar una niña como tú.
-No soy tan niña, tengo 18.
-Uy, qué adulta.
Midori volvió a repetir el gesto de la ceja, y se cruzó de brazos.
-Para mí, a los 18 eres una niña –se excusó Ringo al verla enojada.
-Claro, porque tú a los 18 hacías cosas de niños. Por favor...
-¿Qué sabes tú de eso? Ah, y ya decídete de una vez si me tutearás o seguirás tratándome de “usted”.
-Yo sé todo.
-Bueno, bueno, deja las amenazas. Dime una cosa, ¿como está Doris?
-Muerta. Ay perdón...no quise decirlo así. ¡Qué animal soy!
-No te preocupes. –bajó la cabeza -¿Cuándo fue?
-Hace unos meses. Por eso estoy aquí, me quedé sin abuela y busco a mi abuelo.
-Entiendo que estés mal y sufriendo pero mira...yo no lo soy.
-¿Y cómo lo sabe?
-¿Y como lo sabes tú?
-Bueno...me lo dijo ella. Dijo que alguno de ustedes dos lo eran. Mi madre siempre lo supo, pero nunca se dignó a buscarlos. Yo sí.
-Ajá. Así que supuestamente tengo una hija.
-Algo así.
-¿Y cómo se llama?
-Caster. Pero te odia. Y también odia Yellow Submarine.
-Lo supuse. Pero...¿cómo le creíste a tu abuela?
-Mi abuela no mentía. A veces podía inventar cosas pero cuando se ponía seria, decía la verdad con todas las letras. Y a mí me lo dijo muy seria y a mi madre también, muchas veces, pero ya le digo, mi madre nunca quiso saber nada con ustedes.
Ringo se quedó pensativo, mirando el suelo. En ese momento, entró Bárbara.
-¿Quién es? –peguntó sin más.
-Ah, la mandó Paul por una cosa.
-¿Qué cosa?
-Ya te diré.
Midori notó que Bárbara la miraba de arriba a abajo para luego irse por el mismo lugar por donde había aparecido.
-Escucha...¿cómo era tu nombre?
-Midori.
-¿De dónde sacaron tus padres ese nombre? Ah, un momento, borraré mi tuit, yo pensaba que todo esto era broma y...¡no! ¡Ya tiene 200 retuits!
-Me iban a llamar Yoko.
-¿Eh? Ay no...
-Finalmente optaron por otro, pero oriental. Fue para llevarle la contraria a mi abuela.
-Pobre Doris. Igual es un bonito nombre, se me hace tierno. En fin, te decía que todo esto es muy improbable, y que se necesitan pruebas.
-Las tengo. Mire, el diario de mi abuela y fotos.
-A ver, dame eso –estiró a mano y Midori le dio las cosas. Lo vio leer con detenimiento, a veces con una media sonrisa algo nostálgica.
-¿Y? –preguntó cuando no aguantó más.
-Todo esto es muy lindo, pero no me sirve. ¿Qué te dijo Paul?
-Casi lo mismo.
-¿Ves? Es que esto no son pruebas.
-Entonces el ADN.
-¿Qué? ¿Te hiciste un ADN?
-No, pero se lo propongo.
-¿Se lo propusiste a Paul? ¿Qué dijo?
-Que no.
-Si él no se lo hace, yo tampoco.

******************



Era muy tarde cuando el autobús la dejó en una de las calles de Londres. Llovía, como siempre, y el frío calaba los huesos.
Se sentía frustrada, le habían dicho que “no” otra vez, y no sabia cómo convencerlos. Pero entendía el porqué de esos “no”: miedo a que la gente se enterara, el enojo de sus esposas y de sus hijos sus demás nietos. Otro integrante  en la familia significaba dividir futuras herencias y eso no le gustaba a nadie.
Caminó el trecho que la separaba del hotel, rogando que no hubieran sido tan malditos como para alquilar la habitación que ella ya había dejado paga. Al acercarse, vio la figura de alguien parado en la puerta con un paraguas. Una vez llegó a la puerta y lo vio mas claramente, iluminado por la luz que salía del lobby del hotel, se paralizó.
-¿Jeremy? –preguntó con miedo.

******************


Sentada en la cama, con la cabeza apoyada en las manos, miraba con indiferencia cómo su novio revisaba todo el cuarto, pronunciando una lista de quejas.
-No puedo entenderlo, ¡mira dónde duermes!
-¿Y qué hay con eso?
-¿Qué te pasa? Tú no eras así cuando te conocí.
-Cuando me conociste tenía 5 años y estábamos en el jardín de niños, es obvio que no soy igual.
-No seas sarcástica, que no te queda bien.
-Sólo te respondo. Si tú dices idioteces tengo que contestar con el mismo nivel.
Jeremy se sentó a su lado, soltando un suspiro de resignación.
-No sé qué tienes, pero ya estoy cansado. ¿Dormimos?
-¿Qué?
-Si dormimos. Juntos, claro.
-No pienso dormir contigo.
-¿Por qué? Soy tu novio,¿qué tiene?
-Tiene que te conozco demasiado bien.
-Midori siempre me dices que no. Me ponías la excusa de tu abuela, de tu madre, de tu casa. Pues ya no tienes abuela, tu madre y tu casa están lejos y estamos en un hotel.
-Eres un animal, Jeremy. Vete.
-¿Me echas?
-Sí. Te alquilaré un cuarto.
-Pero...
-Fuera.
De mala gana, Jeremy se puso de pie y se colgó su mochila. Midori abrió la puerta.
-¿De dónde sacaste dinero como para ahora alquilar otro cuatro sólo porque no quieres dormir conmigo?
-Fuera.
-¿Te lo dio alguno de tus abuelos?
-¡Fuera!
-Dame el dinero para pagar la habitación.
Del bolsillo de su jean sacó un par de billetes y se los dio.
-¿Enserio no quieres que me quede y...?
-¡Fuera! ¡Lárgate de una vez!
Cerró  la puerta de un golpe, cansada de aguantar tanto en un día.

*******************

-Bueeeenos días chica bonita.
Abrió los ojos, extrañada y maldiciendo porque sentía que había dormido muy poco. Se encontró con Jeremy parado a su lado, con una bandeja.
-Pregunté si podían subir el desayuno y milagrosamente me hicieron caso. Así no tienes que levantarte y tomar frío.
-Gracias Jeremy –se incorporó bostezando.
-Ey, no te ves mal cuando te levantas.
-Gracia por el cumplido.
Jeremy sonrió y le alcanzó una taza de humeante café.
-¿Me perdonas por lo de anoche? No estuve nada bien...
-La verdad que te comportaste como un idiota. Pero te perdono.
-¿Puedo darte un beso?
Adoraba cuando Jeremy se ponía así. De hecho, siempre había sido dulce y cariñoso. Pero últimamente se ponía más insoportable y se enojaba por todo, y eso le  hacía pensar en dejarlo, por lo menos hasta que su carácter se estabilizara.
Le dio un beso y dos más, hasta que él propuso que, pese al mal tiempo, salieran  a pasear. Jeremy conocía muy bien la ciudad, cuando era niño y su familia tenía dinero, iban bastante seguido. Después, el dinero se acabó y las visitas a la ciudad, también.
La tomó de la mano y juntos salieron del hotel.
-¿Cómo supiste que estaba aquí?
-No lo sé, creo que fue una corazonada. En realidad conocía un hotel parecido a este, pregunté allí y me dijeron que no estabas, pero que quizás te alojabas aquí y así fue.
-O sea que no te hice buscar mucho.
-No, en eso te portaste bien.
-Y...¿por qué viniste?
-Quería cuidarte, ver qué hacías...y tu madre también. Hasta hace cuatro días estaba bien, pero se puso insoportable, venía a casa a cada rato para preguntarme si sabía algo de ti y a casi ordenarme que viniera. Fue ella la que me dio el dinero para el pasaje.
-Debí suponerlo.
Pasaron el día recorriendo lugares y a Midori se le hacía extraño que Jeremy no le preguntara nada de su búsqueda. Era mejor así, pero lo que tanto temía, ocurrió cuando volvían al hotel al caer la tarde.
-No te he preguntado....¿Qué tal te fue? ¿Ya hablaste con ellos?
Quiso mentirle pero no pudo. Jeremy se había comportado tan bien con ella que se sentía casi tan enamorada como la vez que se pusieron de novios.
-No he tenido suerte.
-¡Te lo dije! ¡Viniste sólo para gastar dinero!
Su enamoramiento se esfumó de inmediato. Ahora Jeremy era el cabrón de siempre, soltando reproches a los gritos y a la vista de todos.
Pronto llegaron al hotel y allí siguió con su escena.
-¡Es hasta lógico que no te hayan hecho caso!
-Jeremy...
-¿Qué? ¿Vas a decirme que no tengo razón?
-No, no la tienes.
-¡Mira lo que dices! ¡No reconoces que perdiste!
-Esto no es un juego, no sé porqué hablas así.
-Vamos, dime que yo tenía razón, ¡dímelo!
-¡No te voy a decir nada!
-¡Eres egoísta, Midori! ¡Egoísta y orgullosa! Te dejaste influenciar por tu abuela, ¡y estaba loca!
-¡Basta, eres una basura! ¡Me iré ya mismo! –juntó sus cosas y las metió en su maleta.
-¿Dónde crees que vas?
-¡No lo sé, y tampoco te importa!
Salió dando un portazo y tratando de no llorar. Cuando llegó a la calle se dio cuenta de que había olvidado el dinero en la habitación. Ahora estaba sola, en la calle, era de noche y no tenía ni una libra.
Tuvo una idea y sin pensárselo dos veces, enfiló sus pasos hacia la calle que alguna vez había visto en internet.
Quizás, otra vez, no tendría suerte, pero tenía toda la noche para intentarlo.
Al fin llegó a la inmensa casa rodeada de jardines y muros altos y se prendió del timbre, dispuesta a que la atendieran. Y esa vez no mentiría.
-¿Si? –se escuchó una voz femenina a través del portero eléctrico.-¿Es el chofer?
-No. ¿Está Paul? Dígale que soy Midori.




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Hola a todos! Un milagro ocurrirá porque he subido dos veces en el mes! Aleluyaaaa! 
Bueno, aquí les dejo el capi 5, espero que les guste. Voy a mandarle un saludo a Valeria, que ha leido mi primer fic (bueno, no era mi priemr fic pero sí el primero en blogger jaja) y ahora está leyendo esto. Hola Vale!
Y a Karen, que anda buscado fotos de patos en Google, no, no está Giuseppe en Google, está en YouTube y es éste (agradezco a Cris que me pasó este video tan genial)

Y ahora me voy!!! Un saludo para todos!

sábado, 7 de septiembre de 2013

¡Mi abuelo es un beatle! Capitulo 4

La verdad era que el lugar que había conseguido para vivir en Londres distaba mucho de ser como su confortable habitación en su casa. Era una cueva a la que el conserje tenía el descaro de llamar suite y cobrarla como tal. Apenas si tenía una cama con un colchón desvencijado, una mesa, una silla, y un baúl. La “vista”, tan promocionada por el mismo conserje, era un montón de fondos de edificios llenos de chapas y perros que ladraban todo el día, y hasta esa vista se accedía abriendo la ventana a patadas. Hasta ahí, todo era horrible, salvo por la comodidad de la ubicación, ya que estaba bastante cerca del centro, y además tenía internet gratis que le robaba al buffete de abogados que estaba en el edificio de al lado. Gracias a eso, consultó varias páginas hasta que comprobó que Paul tenía razón: Ringo estaba en Liverpool y en dos días daría un concierto.
Estaba contando el dinero que Paul le había dado cuando su teléfono celular comenzó a sonar.
-Hija, soy yo, bueno si te digo hija es porque ya sabes que soy yo, tu madre.
-¿Qué pasa mamá? –dijo con tono cansino.
-Pasa que tu novio está aquí. Y me tiene cansada. Tu pato también me tiene cansada, o te apuras con esa búsqueda estrafalaria, o lo hago al horno.
-Pásame con el pato.
-Midori, te dije que está tu novio.
-¿Sabes? Me gustaría hablar mas con Giuseppe que con Jeremy.
-Cómo eres...
-¡Midori!
No pudo evitar una mueca cuando escuchó la voz de Jeremy, que le había arrebatado el teléfono a Caster. Con lo que le había dicho a su madre, no mentía: prefería escuchar “cuac cuac” antes que mil reproches.
-¿Qué hay? –dijo al fin.
-¿Que qué hay? ¡Midori ni me has llamado! ¡Tengo que venir aquí para preguntarle a tu madre si sabe algo de ti! ¡Se supone que soy tu novio!
-Y porque se supone que eres mi novio, no tienes derecho a gritarme.
-¿Vienes tú a reñirme? ¡Te fuiste sin siquiera avisarme!
-¡Jeremy claro que te dije! –la conversación ya la estaba sacando de su cabales -¡Lo que pasa es que nunca te importó!
-Si buscaras a tu padre, lo entendería. Pero, ¿a tu abuelo? Es por el dinero,
¿no?
-Qué básico eres Jeremy Miller. De verdad no te reconozco.
-¡No empieces con tu moral! ¡Tú nunca...!
Pero ya no escuchó más, sólo cortó la comunicación y apagó el celular. Tenía que pensar en el día siguiente.

*************
Compró el boleto mas barato, de la clase mas barata, en el tren mas barato. Cuando subió, sintió nervios y miedo.
Quizás obtuviera la misma respuesta que le había dado Paul, y al final todo sería en vano y saldrían ganando su madre y su novio. Tenía demasiado orgullo como para permitir eso.
Sin embargo, la idea de volver a casa si una respuesta, era peor. Jamás sabría de dónde venía y eso era triste.
Como siempre, la atacó el hambre, pero igual pudo combatirlo durmiéndose. Estaba cansada, y la verdad era que aquel asiento de tren era mas confortable que la cama del hotel. A propósito del hotel, lo había dejado reservado para cuando volviera. Era malo, sí, pero antes de que no tener nada, prefería eso.
El viaje se le hizo largo, varias veces despertó y varias veces se durmió. Al fin llegó, y allí le esperaba una lluvia torrencial.
-Ay pero qué bien. ¿Por qué será que tengo tanta mala suerte?
Decidió esperar en la estación a que parara de llover. Mientras tanto, preguntó a varios trabajadores de allí si conocían algún hotel. Todos la miraban de arriba a abajo y se sonreían. Luego le daban alguna dirección, que ella anotaba en su pequeña libreta.
Cuando la lluvia pasó, fue a cada una de esas direcciones. Como no conocía nada, cruzó la ciudad tres veces buscando esos hoteles, para obtener el mismo resultado: no eran hoteles como ella esperaba, sino de otro tipo....
-Todos me vieron cara de prostituta –dijo enojada, sentándose en una banca de un parque. -¿Acaso tengo cara de eso?
Buscó un espejito en su bolso y se miró.
-Pues...no me veo así. Estoy llena de acné, tengo cara de boba, uy Dios ese grano....Esta gente de Liverpool está loca.
Vio a una anciana cruzando la calle y se acercó a ella con paso ágil.
-Disculpe señora, ¿podría darme la dirección de algún hotel?
Descubrió  que la anciana la miraba con la misma cara que la gente de la estación.
-Qué inmoral....-dijo entre dientes, y echó a andar con su bastón.
-Pero señora....¡Maldita vieja desdentada! –pateó, furiosa, una piedra del suelo y enseguida gritó -¡Y maldita piedra también!
Al final se resignó y  comenzó a caminar sin rumbo, sin mirar siquiera la ciudad. En una tienda de ropa, al fin la tomaron en serio y le dieron una dirección. Cuando llegó, arrastrando los pies, comprobó que era un hotel decente.


Aquel lugar no se diferenciaba mucho de su cueva londinense, pero era barato y además daban la cena. Enseguida averiguó dónde tocaría Ringo y descubrió que las entradas estaban caras y...agotadas.
-¿Y ahora qué voy a hacer? –se dijo, agarrándose la cabeza. Sintió no haberle pedido a Paul algún tipo de identificación como para que supieran que el la mandaba allí, pero si se hubiera acordado de eso,  no se la hubiera pedido. Se había ido de allí tan enojada que lo que menos hubiera hecho sería pedirle ese favor. Aún estaba enojada, pero a veces se le pasaba cuando comprendía que la situación era complicada de entender.
-En fin....no me quedará mas remedio que recurrir a lo mas bajo.
********
Se había vestido toda de negro y desde la vereda de enfrente miraba cómo la gente hacía fila para entrar al teatro.
-Esto está difícil –dijo tomándose la barbilla y mirando casi con angustia. Lo cierto era que había mucha seguridad por todas partes y escabullirse allí era tarea imposible.
Dio vuelta la esquina y se encontró con un callejón al que daban los fondos del teatro. Si trepaba un muro y saltaba al otro lado, podía subir por una escalerilla que daba lástima hasta una ventana de vidrio. Una vez allí, tendría que romperla. Mas que nunca veía todo imposible, pero nada perdía con intentarlo.
Agradeció haberse criado en el campo y estar acostumbrada a trepar árboles y graneros, por lo tanto, el muro fue cosa de segundos. La escalera daba un poco de vértigo, por el estado en el que estaba.
-Giuseppe, pato querido, si llego arriba sin matarme, el triunfo te lo dedico a ti.
Subió los escalones de dos en dos, sintiéndose la mujer araña y llegó hasta la ventana. Una vez allí se dio cuenta de que no tenía nada con qué romperla.
-¡Qué mujer idiota eres! –se gritó, y maldiciéndose bajó para tomar un trozo de ladrillo. Subió, esta vez con mas rapidez, y cuando estaba a punto de romperla, algo le iluminó la cara, encandilándola.
-¡Alto ahí!
Dejó caer el trozo de ladrillo y apoyó la frente en la escalera. Lo que le faltaba, la policía.




Pero algo de suerte tenía esa noche: no era la policía, sólo personal de seguridad que la registró completamente y la catalogó como “fan loca” para después, casi en un gesto de paternalismo, mandarla a dormir. Volvió a su habitación de hotel, casi llorando. Las cosas estaban poniéndose mas que complicadas y no tenía idea de cómo resolverlas.
De pronto, se le ocurrió algo: averiguaría dónde se hospedaba Ringo, y también el teléfono de Paul.
Al día siguiente, buscó por internet el número de la productora de McCartney y llamó. Era su último recurso, por mucho que le pesara.
***********
Paul escuchaba con atención la maqueta de su nueva canción. Mientras, iba pensando qué arreglos le haría. De pronto, golpes insistentes en la puerta. Bufó, odiaba que lo molestaran en un momento como ese, y todos sus empleados lo sabían.
Abrió de mala gana y vio a una de sus secretarias, con el teléfono en la mano, mirándolo casi con desesperación.
-Disculpe Sir Paul, pero es una situación grave. Su nieta quiere hablar con usted, no pude convencerla de que llamara en otro momento, se puso a chillar y a decirme de todo.
Extrañado y a la vez preocupado, Paul tomó el teléfono de entre las manos de la mujer.
-Puedes irte, Deborah.
La secretaria dio media vuelta, aliviada.
-Niña malcriada –le escuchó decir Paul.
-¿Si?
-Paul, soy Midori.
-¿Tú? ¿Qué quieres? –dijo enojado -¿Y qué le has dicho a mi secretaria?
-Tu secretaria es una estúpida que no me creía y me decía que llamara más tarde. No tengo mucho saldo en el celular como para estar llamando a cada rato. Estoy en Liverpool y necesito tu ayuda.
-Fuiste a buscar a Ringo. Y seguro que necesitas más dinero.
-Respuesta uno: Sí. Respuesta dos: No.
No pudo evitar soltar una risita, que ella interrumpió.
-No puedo verlo, no tengo entradas para su concierto y los de seguridad me atraparon cuando quise meterme en el teatro. Necesito que hables con él.
-¿Quisiste meterte en el teatro?
-Sí. Pual, habla con él.
-¿Y qué se supone que le tengo que decir?
-Y yo qué sé, dile que me conoces y que me reciba. No le digas todo, de eso me encargo yo.
-Una pregunta, ¿cómo conseguiste mi número?
-Paul, está en internet por si no lo sabías. Y ahora dime que sí, por favor.
-Mira niña....
-¡Por favor! Contesta sí o no, ¡pero ahora! La comunicación se cortará...
-Sí.
En ese momento, Midori escuchó la voz de la operadora, que le decía que debía recargar mas dinero.
**********
Tomaba su desayuno mientras leía las noticias del periódico. El día se presentaba nublado y pronto llovería, aunque no hacía frío. Apuró su vaso de jugo y dio vuelta la página. De pronto, su teléfono comenzó a sonar.
-Bárbara, ¿me lo alcanzas?
Su mujer lo miró escéptica y estiró la mano hasta el mueble donde estaba el teléfono.
-¿Hola? –dijo luego de que se lo pasara y atendiera.
-Hola Ringo, soy Paul.
-Ay, ¿tú? ¿Qué quieres?
-Que mala onda tienes.
-Mírate, el viejito diciendo “mala onda”
-Ya, ya, no me molestes. ¿Estás en Liverpool?
-Así es. ¿Quieres venir? Pregunto así me voy.
-No te hagas el graciosito. Te hablo por algo serio. Bueno...no. Bueno, ya te enterarás.
-¿Estás bien?
-Claro que estoy bien. Bueno, antes no. Aunque cuando me acuerdo, me pongo pésimo.
-Me estás mareando. ¿Qué te pasa?
-Ya lo sabrás. Y no sabes cuánto te compadezco. –suspiró.
-No entiendo nada.
-Escúchame una cosa, Rin. Pronto te irá a ver una chica.
-¿Me vas a mandar una chica? Qué atento estás...
-No, no, no es lo que piensas. Es una chica, tendrá unos 18 o 19. Se llama Midori Watts.
-Mi ¿qué?
-Midori.
-Ése nombre es oriental. Ey, ¿esto no tendrá que ver con Yoko?
-¡Ay no la nombres! No, no tiene nada que ver. Por favor, no me pidas explicaciones, sólo déjala que te vea y ella ya te explicará.
-No será un atentado, ¿no?
-¿Piensas eso de mí? No te lo haría ni en broma.
-Bueno...
-Oye, te tengo que dejar. Que tengas suerte.
**********
Antes de quedarse sin saldo, había escuchado la respuesta de Paul, por eso estaba allí, a las puertas de aquel lujoso hotel. Muy en el fondo se su alma, sabía que él había cumplido.
-Necesito hablar con Ringo –le dijo con una sonrisa al botones que estaba parado como estatua en la puerta.
-¿Quién lo busca? –preguntó sin siquiera mirarla.
-Midori Watts.
-Un segundo, por favor –el tipo sacó un handy de uno de sus bolsillos y dijo algo inentendible –Sígame.
Viajó con él en el ascensor durante siete pisos hasta que bajaron en un iluminado corredor. Llegaron hasta una puerta, escoltada por dos hombres de traje negro.
-¿Nombre? –preguntó uno de ellos.
-Midori Watts.
El otro asintió y entró. Cinco minutos después, se asomó.
-Puede pasar.
Entró seguida por el mismo hombre. Sintió náuseas por los nervios que tenía, pero a la vez se sentía feliz: Paul había cumplido, no se había equivocado. Al fin apareció Ringo, y ella no pudo reprimir una risita al verlo en bata y pantuflas.
-Hola –la saludó con una sonrisa –Paul me dijo que vendrías.
-Sí. Soy Midori, un gusto.
-El gusto es mío. Bien, tú me dirás. La verdad es que él no me explicó nada.
-Mejor que sea así. Hablé con Paul por un asunto, y por el mismo asunto tengo que hablar contigo. Perdón, con usted.
-¿Y qué asunto es ése?
Tomó aire y apretó las mandíbulas.
-Yo soy su nieta.
-¿Qué?
-Que soy su nieta. En realidad no lo sé con seguridad, pero hay un cincuenta por ciento de posibilidad.
Para su sorpresa, Ringo soltó una carcajada.
-¿De verdad eres mi nieta? Esto tengo que tuitearlo –sacó su celular de un bolsillo –A ver, una sonrisa.
-Oye, digo, oiga...esto no es una broma.
-¡Saliste hermosa! Ahora la subiré....-comenzó a escribir ante la mirada alucinada de Midori –Tengo una nieta nueva. Peace and love. Y ahora, “enviar”.
-¡No! ¡No, por favor!
-Tweet enviado.
-¡Es que no es broma!
-¿Cómo que no? –dijo con una gran sonrisa-Tengo que reconocer que Paul es muy bueno para esto.
-¡No es ninguna broma de Paul!
-¿No? Ya me parecía, anda muy serio últimamente. Bueno, ¿de qué programa de televisión eres?
-De ninguno.
-Bueno ya, deja de actuar, terminó la cámara oculta.
-No hay ninguna cámara oculta, ni micrófono, ni broma, ni nada. Lo que digo es muy cierto.
La miró bien, observándola con detenimiento. Después, se puso serio de repente y se sentó en un sillón.

-Tú...tú eres la nieta de Doris. 


*-*-*-*-*-*-*-*
Cuando dije que subiría una vez al mes, no creía que fuera tan literal jaja. Pero bueno, otros compromisos y falta de imaginación, me llevaron  a que tardara tanto, espero que haya alguien que lo lea, y sino, no importa jaja.
Ah, les dejo un video (seguro que ya lo vieron) de la conversación telefónica Paul-Ringo XD
Y ahora los saludo diciéndoles...hasta el mes que viene XDD. Espero que no pase taaanto tiempo hasta que vuelva a subir.
Adiós!

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