miércoles, 11 de abril de 2012

Cuando un amigo se va....(One Shot)

Este es mi primer one shot, está feíto, pero estaba inspirada por el aniversario de la muerte de Stu, y aunque ya pasaron unos días, nunca está de mas recordarlo, ¿no?

John devolvió aquel vaso de whiskey a el barman. Estaba asqueado de tanto tomar. Se sentía mal, y pensaba que tomando se sentiría mejor, como tantas veces que el alcohol lo ayudaba a olvidar, aunque sea por unas horas. Pero esta vez no. El maldito desgraciado lo hacía recordar aún mas. Dio media vuelta, dispuesto a salir de aquel salón donde se celebraba una pomposa fiesta, de la que ya habia olvidado el motivo y ni le interesaba recordarlo. Algunos fotógrafos lo detuvieron a la salida, hizo una sonrisa forzada, mas bien una mueca, y salió huyendo, como un delincuente, como lo que ya estaba acostumbrado. Subió a su auto y se alejó de allí rápidamente, sin siquiera avisar a Cinthia o a Paul, sus dos acompañantes en esa fiesta. Lo que quería era irse, no soportar mas esa adulonería de la que estaba rodeado.
Condujo por las frías calles londinenses, hasta que encontró una ruta, que tomó y siguió durante varios kilómetros. Cuando sintió que se había alejado lo suficiente se detuvo. Ese alejamiento sólo sería por unas horas, pero después tendría que volver a su vida de siempre. Y otra vez tendría que volver a las sonrisitas forzadas, las mismas que tuvo que hacer en esa fiesta, mientras por dentro la rabia lo carcomía. Cada vez que sonreía o decía una palabrita amable, en realidad quería gritarles a todos esos lo que  sentía. Pocas veces se había sentido así, pero la culpa era de esa fecha, esa maldita fecha….
 ¿Cómo era posible que todos estuvieran en esa fiesta, celebrando vaya a saber qué, cuando se cumplían años de que la muerte le habia arrancado a uno de sus mejores amigos? Lo peor era que también no se soportaba a sí mismo, él era parte de eso. ¿Qué había pasado? ¿Acaso no era lo que tanto buscaba, la fama, el dinero? Lo que tantas veces habia soñado con SU amigo, con aquel muchachito con quien tantas risas habia compartido, y también peleas, ahora se convertía en un infierno. A veces lo llevaba mejor, pero en días como ese, no. Extrañaba enormemente a Stuart, o Stu, como siempre lo habia llamado. Mas de uno pensaría que no se acordaba mas de él, pero no. Siempre lo llevaba presente, siempre tenía esa impotencia de no haberlo visto nunca mas, de no poder haberle dicho a tiempo lo importante que era para él. Se odiaba, se odiaba por estar de fiesta siempre, cuando tenía un amigo muerto. Se odiaba por lo que había ganado, cuando tenía un amigo muerto. Se odiaba por lo que era, cuando tenía un amigo muerto. Tenía un amigo muerto….que fuerte era eso. Nunca se perdonaría el no haberle dicho que era como un hermano para él, y por haberle complicado las cosas cundo lo metió en la banda y cuando después se quiso ir. Sólo eran locuras de adolescentes, era su amigo y quería que estuviera con él, pero claro, como siempre, no pensó en lo que él sentiría. ¿Cuantas veces  Stu se habría sentido mal por culpa de él? ¿Cuántas veces habría temido sus reacciones descontroladas? Y ahora estaba ahí, solo, escapando de aquello que tantas veces habia soñado junto a él.
Quiso contener el llanto, pero unas lágrimas traicioneras insistieron en salir. Las dejó. Estaba solo, podía darse la oportunidad de llorar cuanto quisiese, nadie lo miraría, ni lo juzgaría, ni empezaría con preguntas incómodas. Sin embargo, sentir que tenía derecho a llorar lo hizo sentir peor. Llorar ahora ¿para qué? ¿Eso solucionaría algo? Pero continuó. Y junto con su llanto, cada vez mas cargado de bronca, también salieron algunos insultos: a Dios, a la muerte, a sí mismo, y hasta al propio Stu, por haberse ido así. Después pidió perdón, él no tenía la culpa.
Se quedó dormido, cansado. Y, luego de tanto tiempo, volvió a soñar con él. Se veía feliz, riendo por lo que parecía una calle oscura de Hamburgo. Le decía que todo estaría bien, que la banda podía seguir sin él, y que estaba muy feliz, porque estaba dejando todo por seguir su sueño y su gran amor.
-Y tú, Johnny, haz lo mismo. ¡Deja todo y hasta la cima no pares!
-¿La cima?
-La cima de la gloria. Algún día tú estarás allí, haciendo lo tuyo, y yo también estaré allí, haciendo lo mío. Seremos grandes.  Y yo estaré muy contento de mi gran amigo Johnny, aunque tengas dificultades, ya sabes….hay que seguir.  Quién sabe, quizás, cuando seas famoso,  ni me saludes….
-No seas tonto, jamás haría eso. Y claro que seremos grandes, ¡y ricos, muy ricos!
-¡Hasta la cima, John!

Un ruido lo despertó, sobresaltándolo. Un policía golpeaba la ventanilla.
-¿Si?
-Está estacionado en un sitio no permitido y además no tiene las luces encendidas. Tendré que cobrarle una multa.
John encendió la luz interna del coche.
-¿Sabe quién soy?
El policía agudizó la vista, y se hechó para atrás.
-Oh, perdone señor Lennon, no sabía que era usted…puede permanecer aquí, pero por favor, encienda las luces…
Se alejó de allí rápidamente y John cerró la ventanilla, riendo. Si Stu lo estuviera viendo, se partiría de risa de ver que lo llaman “señor” y que no le cobran por ser quién es. Pero…¿qué es eso de “si lo estuviera viendo”? ¡Claro que lo estaba viendo! ¡Y seguro que estaba riéndose!
Y ahí recordó su sueño. Su amigo, diciéndole que estaría feliz cuando lo viera en la cima. Y ahora lo estaba. Por lo tanto, él estaba feliz. Su amigo, su hermano, aquel que se había ido, donde quiera que estuviera, ahora estaba feliz de ver que él pisaba la cima.
Sonrió, y encendió el auto. Parte de las dificultades que Stu le había mencionado en el sueño podría esa fiesta de la que había escapado. Pero decidió que volvería.
Volvería a la cima. Porque a Stu le habría encantado eso.

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