domingo, 11 de noviembre de 2012

Secretos Compartidos Capitulo VIII


Se levantó por segunda vez en la noche. No podía dormir por los nervios y eso era algo que la ponía peor. ¿Ella, nerviosa? Era inaceptable.
Cuando miró su reloj despertador se dio cuenta que apenas faltaba hora y media para que sonara. Decidió no volver a acostarse y comenzar a preparase.
Cuando ya se acercaba la hora, caminó hasta los estudios, que muy lejos no quedaban. Mientras, vio como en las vidrieras de los comercios brillaban las luces y adornos de Navidad. Detestaba con toda su alma esas fechas, y mas ese año, que las pasaría sola, ya que aún seguía demasiado enojada con sus padres como para visitarlos.
Llegó a los estudios y se llevó una decepción: la banda no grababa por la mañana, así que allí sólo estaba el manager, esperando para conocerla. Ocultó su molestia tras una sonrisa falsa y respondió a todas las preguntas que Epstein le hizo, hasta que, al parecer, quedó satisfecho y convencido. Después se encargó de cumplir con rapidez y eficiencia todos los pedidos que él le solicitó. Se entretuvo bastante, tanto que la sorprendió el comentario que Brian le hizo:
-En una hora llegarán los chicos.
Efectivamente, cerca de una hora después, fueron llegando uno a uno.
-Ringo, tu prima es muy eficiente –dijo Brian.
Mélisande miró mas que extrañada al manager y luego a Ringo que le hizo una cara de “después te explico”.
-Ah si, si, es muy buena –contestó el chico.
Brian se retiró un instante y Ringo la llamó.
-Perdón por esto, él no quería que contratáramos una asistente, pero nosotros lo creíamos necesario. Y....bueno....para que pudieras entrar, John le dijo que eras mi prima.
Trató de contener una carcajada, pero fue en vano, y eso la extrañó mucho.
-No te preocupes, simularé que somos familiares.
-Gracias.
Ese primer día terminó siendo tranquilo, y los siguientes también. El trabajo no era mucho, y se sentía a gusto allí. Estaba relajada, sin nervios ni tensiones y no tenía que simular ser una chica buena porque prácticamente se sentía así.  No había visto mas a Dobb, aunque deducía que era porque el trabajo de vigilarla lo estaban haciendo los chicos.
Ello no le quitaban los ojos de encima por dos razones: por mandato de Dobb, y porque era muy hermosa. Mélisande lo sabía y siempre se arreglaba mucho para ir a trabajar. Esa era la estrategia de muchas mujeres: explotar su belleza para hacer caer a los hombres.
Pero había algo que la inquietaba: en los días que llevaba trabajando allí, no hubo noticias de asesinatos. Eso podría levantar sospechas; Dobb, o quizás mas personas que estuvieran al tanto se preguntarían “Qué casualidad, hace una semana que está trabajando, vigilada constantemente y no murió ni un perro”. Tenía que hacer algo para despistarlos, pero no arriesgarse mucho. Se le ocurrió una idea.
-Mélisande, ya puedes pasar por la oficina, está tu paga de esta semana –dijo Paul, detrás suyo.
-Ah gracias Paul –respondió tratando de disimular su sobresalto, no sabía que él estaba tan cerca. Le sonrió y salió del estudio, rumbo a la oficina.


-Estaba pensativa –Paul encendió un cigarrillo.
-Quizás pensaba cómo despellejarnos –dijo George tratando de abrir un paquete de tostadas.
-¿Saben? Me parece que nos equivocamos –todos miraron a John –Para mí que no es ella....y sino lo disimula muy pero muy bien.
-Puede ser –dijo Ringo terminando de abrir el paquete con el que George luchaba –Flacucho ya ni fuerzas para esto tienes. Decía que ella no tiene cara de asesina serial. Está bien, no es necesario que se parezca a Jack el Destripador, pero....parece una chica común y corriente. Pero bueno, si Dobb sospecha....
-Rich, Dobb es medio tarado –dijo George con la boca llena.
-Bueno, en eso tienes razón –rió.
-Sigamos vigilándola, no nos dejemos engatusar –sentenció Paul.


Con el dinero en la mano, sonrió. Era justo lo que necesitaba para llevar a cabo su idea. No sería tan emocionante como otras veces, pero tenía su encanto, sería diferente.
Llegó hasta la farmacia que quedaba a dos calles de su edificio. Sabia que el dependiente era un muchacho joven un poco atontado, así que le sería fácil.
-Hola –saludó con una sonrisa seductora.
-Hola...-respondió el muchacho mirándola sorprendido.
-Quería saber si vendes potasio.....se lo pidieron  a mi hermano en el colegio, para hacer experimentos en el laboratorio.
-Si, claro. Sígueme, esas cosas están por aquí –el dependiente le indicó que pasara detrás del mostrador y entró a un cuarto contiguo con estantes abarrotados de cajas llenas de bolsitas y frasquitos pequeños. Comenzó a buscar con la mirada. –Veamos....potasio.....¡aquí! –de una caja extrajo una bolsita.
-¿Es esto?
-si, viene en esa cantidad, así siempre lo llevan los estudiantes.
-Ah...gracias....-casi con desesperación, buscó con la mirada lo que realmente necesitaba, mientras tanto vio una caja en una estante, el mas alto de todos, que decía “Sodio”.
-¿Necesitabas algo mas? –preguntó el muchacho, al ver que ella no decía nada mas.
-Eso que está allí....-señaló la caja -¿Es el bicarbonato de sodio que a veces usamos?
-Si, es ese.
-¿Podrías darme un poco?
-Por supuesto –el chico sonrió -Buscaré una silla para subirme y alcanzarlo.
Se fue, y Mélisande comenzó con su búsqueda. En un rincón oscuro encontró dos cajas apartadas: “Cianuro” y “Estricnina”. Se acercó y metió la mano en la caja del cianuro y estaba ya sacando un frasquito cuando el dependiente volvió, haciendo bastante barullo con la silla. De inmediato se dio vuelta y le sonrió, él le devolvió la sonrisa, ni siquiera vio lo que ella estaba haciendo. Se subió a la silla y trató de alcanzar la caja de sodio.
-Mmm....no sé cuál llevar –pensó Mélisande –Cianuro me parece muy cruel....Mejor estricnina, es rápida y menos dolorosa.
Le dio una mirada furtiva al muchacho que seguía intentando agarrar la caja, y se acercó al rincón. Con un movimiento rápido, extrajo un frasquito de la caja de estricnina y lo metió en el bolsillo de su abrigo.
-¡La tengo! –exclamó el empleado –Bien....una bolsita de sodio. ¿Algo mas?
-No, nada mas.
Volvió a poner la caja en su lugar y le entregó la bolsita.
-Perdón por la tardanza.
-Oh, no hay problema. Dime cuánto es.
-Eh...bueno, te hice esperar mucho y....no te cobraré nada.
-Pero....
-Además no me parece bien cobrarle a una chica tan linda.
-Gracias –Mélisande le sonrió y salió de allí con las bolsitas en la mano.
-Idiota –dijo en voz baja al cerrar la puerta de la farmacia.


Cuando llegó a su casa lo primero que hizo fue tirar las bolsitas de potasio y sodio al cesto de basura y después sacó esa misma basura al pasillo de su piso, donde el portero del edificio la recogería. Después, llamó a la viuda, diciéndole que tenía algo de dinero para pagar su deuda. La mujer le contestó que enseguida enviaría a su administrador. Cortó la comunicación con una sonrisa de satisfacción.
Mas de una hora después, el joven administrador tocó timbre.
-Bu....buenas noches señorita Leroux –tartamudeó.
Mélisande sonrió para sus adentros, sabía perfectamente de qué forma la había mirado Jack Ernst la primera vez que se encontraron.
-Buenas noches, pase. –Jack entró y ella le indicó que podía dejar sus papeles sobre la pequeña mesa de la sala.
-Perdón por la tardanza, no pude alcanzar el autobús y tuve que venir caminando y...digamos que mi casa queda bastante lejos de aquí.
-No se preocupe, no había apuro. ¿Quiere tomar algo?
-Por favor, tutéame. Los dos somos muy jóvenes, ¿no?
-Si, está bien....Tienes razón –respondió riendo –En fin, ¿quieres tomar algo?
-Con un vaso de agua fresca estará bien.
-Ya mismo lo traigo.
Entró a la cocina, buscó un vaso y lo llenó con agua que tenía guardada en el refrigerador. Miró a todos lados, para cerciorarse de que el chico no estuviera cerca, y sacó del bolsillo de su abrigo colgado en una silla, el frasquito. Con 25 mg., los síntomas aparecerían en treinta minutos, y en cuarenta y cinco sobrevendría la muerte segura. No sabía cuánto serían 25 mg., pero mas o menos calculó.
Tapó y arrojó el frasco a la basura, al día siguiente de lo llevarían.
-Aquí tienes –dijo dándole el vaso a Jack.
-Muchas gracias –respondió el joven antes de tomar unos sorbos. Sin querer, a Mélisande se le escapó una sonrisa.
-Te pagaré un mes, el mes entrante te daré lo que falta –buscó en sus bolsillos hasta que sacó el dinero que había cobrado esa misma tarde.
-Perfecto –Jack abrió una carpeta negra y buscó el recibo –Firma aquí –dijo extendiéndole el recibo.
-¿No tienes bolígrafo?
-Oh perdón, lo olvidé, qué tonto –se lamentó tomándose la cabeza.
-No hay problema, aquí tengo uno –Mélisande buscó uno en un lapicero, y agradeció que Jack no tuviera bolígrafo, así sus huellas no quedarían marcadas en él.
-Vaya, no sabía que pintabas –Jack miraba los cuadros sin colgar, apoyados contra la pared.
-Estudio arte.
-Son muy bellos....Oh, éste está espectacular –señaló uno.
Atenta a todos sus movimientos, tomó la carpeta negra con los recibos cuando él estaba concentrado mirando su mas reciente obra.  Era el momento de dejar  su marca personal. Estaba dispuesta a escribir cuando se detuvo a pensar. Un perito caligráfico podría comparar su letra en esa carpeta con cualquier cosa que hubiera escrito, y las tendrían porque ahora trabajaba para The Beatles, por lo tanto, sería fácil que encontraran un papel escrito por ella. Dudando, tomó el bolígrafo con la mano izquierda y detrás de un recibo cualquiera, escribió con algo de dificultad “She’s got the devil in her heart.”
-Ya está –dijo, y Jack se dio vuelta, y tomó el dinero que Mélisande le daba.
Contó los billetes y asintiendo los metió el en bolsillo de su pantalón. Luego, tomó mas agua.
-Po....¿podría preguntarte algo? –de repente, Jack parecía inseguro, o nervioso.
-Claro, lo que quieras.
-¿Quisieras salir este sábado, ir al cine? Me dieron unas entradas y...no tengo con quien ir.
Dudó unos instantes, pero enseguida se decidió. Después de todo, ¿qué le costaba darle una última alegría?
-Me encantaría.
Jack hizo una sonrisa de oreja a oreja.
-Pasaré por ti a las 7
-Muy bien, te espero.
Se despidieron, Mélisande cerró la puerta y se apoyó en ella, suspirando.
-Pobre Jack, parecía un buen chico......



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Vamos a hablar en serio, esta mina es una hija de pu....ah, cierto, la madre soy yo XD
Jajaja, como les va? Perdón por tardar en subir en este fic, y si, ya sé que Devil in her heart no es de los Beatles, pero no importa, aparte en el siguiente capitulo van a decir que no es de ellos. Ah, el próximo capitulo va a estar bueno (eso creo).
Se cuidan, eh! 

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