Se levantó por segunda vez en la noche. No podía dormir por
los nervios y eso era algo que la ponía peor. ¿Ella, nerviosa? Era inaceptable.
Cuando miró su reloj despertador se dio cuenta que apenas
faltaba hora y media para que sonara. Decidió no volver a acostarse y comenzar
a preparase.
Cuando ya se acercaba la hora, caminó hasta los estudios,
que muy lejos no quedaban. Mientras, vio como en las vidrieras de los comercios
brillaban las luces y adornos de Navidad. Detestaba con toda su alma esas fechas,
y mas ese año, que las pasaría sola, ya que aún seguía demasiado enojada con
sus padres como para visitarlos.
Llegó a los estudios y se llevó una decepción: la banda no
grababa por la mañana, así que allí sólo estaba el manager, esperando para
conocerla. Ocultó su molestia tras una sonrisa falsa y respondió a todas las
preguntas que Epstein le hizo, hasta que, al parecer, quedó satisfecho y convencido.
Después se encargó de cumplir con rapidez y eficiencia todos los pedidos que él
le solicitó. Se entretuvo bastante, tanto que la sorprendió el comentario que
Brian le hizo:
-En una hora llegarán los chicos.
Efectivamente, cerca de una hora después, fueron llegando
uno a uno.
-Ringo, tu prima es muy eficiente –dijo Brian.
Mélisande miró mas que extrañada al manager y luego a Ringo
que le hizo una cara de “después te explico”.
-Ah si, si, es muy buena –contestó el chico.
Brian se retiró un instante y Ringo la llamó.
-Perdón por esto, él no quería que contratáramos una
asistente, pero nosotros lo creíamos necesario. Y....bueno....para que pudieras
entrar, John le dijo que eras mi prima.
Trató de contener una carcajada, pero fue en vano, y eso la
extrañó mucho.
-No te preocupes, simularé que somos familiares.
-Gracias.
Ese primer día terminó siendo tranquilo, y los siguientes
también. El trabajo no era mucho, y se sentía a gusto allí. Estaba relajada,
sin nervios ni tensiones y no tenía que simular ser una chica buena porque prácticamente
se sentía así. No había visto mas a Dobb,
aunque deducía que era porque el trabajo de vigilarla lo estaban haciendo los
chicos.
Ello no le quitaban los ojos de encima por dos razones: por
mandato de Dobb, y porque era muy hermosa. Mélisande lo sabía y siempre se arreglaba
mucho para ir a trabajar. Esa era la estrategia de muchas mujeres: explotar su
belleza para hacer caer a los hombres.
Pero había algo que la inquietaba: en los días que llevaba
trabajando allí, no hubo noticias de asesinatos. Eso podría levantar sospechas;
Dobb, o quizás mas personas que estuvieran al tanto se preguntarían “Qué casualidad,
hace una semana que está trabajando, vigilada constantemente y no murió ni un
perro”. Tenía que hacer algo para despistarlos, pero no arriesgarse mucho. Se le
ocurrió una idea.
-Mélisande, ya puedes pasar por la oficina, está tu paga de
esta semana –dijo Paul, detrás suyo.
-Ah gracias Paul –respondió tratando de disimular su
sobresalto, no sabía que él estaba tan cerca. Le sonrió y salió del estudio,
rumbo a la oficina.
-Estaba pensativa –Paul encendió un cigarrillo.
-Quizás pensaba cómo despellejarnos –dijo George tratando de
abrir un paquete de tostadas.
-¿Saben? Me parece que nos equivocamos –todos miraron a John
–Para mí que no es ella....y sino lo disimula muy pero muy bien.
-Puede ser –dijo Ringo terminando de abrir el paquete con el
que George luchaba –Flacucho ya ni fuerzas para esto tienes. Decía que ella no
tiene cara de asesina serial. Está bien, no es necesario que se parezca a Jack
el Destripador, pero....parece una chica común y corriente. Pero bueno, si Dobb
sospecha....
-Rich, Dobb es medio tarado –dijo George con la boca llena.
-Bueno, en eso tienes razón –rió.
-Sigamos vigilándola, no nos dejemos engatusar –sentenció Paul.
Con el dinero en la mano, sonrió. Era justo lo que
necesitaba para llevar a cabo su idea. No sería tan emocionante como otras
veces, pero tenía su encanto, sería diferente.
Llegó hasta la farmacia que quedaba a dos calles de su
edificio. Sabia que el dependiente era un muchacho joven un poco atontado, así
que le sería fácil.
-Hola –saludó con una sonrisa seductora.
-Hola...-respondió el muchacho mirándola sorprendido.
-Quería saber si vendes potasio.....se lo pidieron a mi hermano en el colegio, para hacer
experimentos en el laboratorio.
-Si, claro. Sígueme, esas cosas están por aquí –el dependiente
le indicó que pasara detrás del mostrador y entró a un cuarto contiguo con
estantes abarrotados de cajas llenas de bolsitas y frasquitos pequeños. Comenzó
a buscar con la mirada. –Veamos....potasio.....¡aquí! –de una caja extrajo una
bolsita.
-¿Es esto?
-si, viene en esa cantidad, así siempre lo llevan los
estudiantes.
-Ah...gracias....-casi con desesperación, buscó con la
mirada lo que realmente necesitaba, mientras tanto vio una caja en una estante,
el mas alto de todos, que decía “Sodio”.
-¿Necesitabas algo mas? –preguntó el muchacho, al ver que
ella no decía nada mas.
-Eso que está allí....-señaló la caja -¿Es el bicarbonato de
sodio que a veces usamos?
-Si, es ese.
-¿Podrías darme un poco?
-Por supuesto –el chico sonrió -Buscaré una silla para
subirme y alcanzarlo.
Se fue, y Mélisande comenzó con su búsqueda. En un rincón
oscuro encontró dos cajas apartadas: “Cianuro” y “Estricnina”. Se acercó y metió
la mano en la caja del cianuro y estaba ya sacando un frasquito cuando el
dependiente volvió, haciendo bastante barullo con la silla. De inmediato se dio
vuelta y le sonrió, él le devolvió la sonrisa, ni siquiera vio lo que ella
estaba haciendo. Se subió a la silla y trató de alcanzar la caja de sodio.
-Mmm....no sé cuál llevar –pensó Mélisande –Cianuro me
parece muy cruel....Mejor estricnina, es rápida y menos dolorosa.
Le dio una mirada furtiva al muchacho que seguía intentando
agarrar la caja, y se acercó al rincón. Con un movimiento rápido, extrajo un frasquito
de la caja de estricnina y lo metió en el bolsillo de su abrigo.
-¡La tengo! –exclamó el empleado –Bien....una bolsita de
sodio. ¿Algo mas?
-No, nada mas.
Volvió a poner la caja en su lugar y le entregó la bolsita.
-Perdón por la tardanza.
-Oh, no hay problema. Dime cuánto es.
-Eh...bueno, te hice esperar mucho y....no te cobraré nada.
-Pero....
-Además no me parece bien cobrarle a una chica tan linda.
-Gracias –Mélisande le sonrió y salió de allí con las
bolsitas en la mano.
-Idiota –dijo en voz baja al cerrar la puerta de la
farmacia.
Cuando llegó a su casa lo primero que hizo fue tirar las
bolsitas de potasio y sodio al cesto de basura y después sacó esa misma basura
al pasillo de su piso, donde el portero del edificio la recogería. Después, llamó
a la viuda, diciéndole que tenía algo de dinero para pagar su deuda. La mujer
le contestó que enseguida enviaría a su administrador. Cortó la comunicación
con una sonrisa de satisfacción.
Mas de una hora después, el joven administrador tocó timbre.
-Bu....buenas noches señorita Leroux –tartamudeó.
Mélisande sonrió para sus adentros, sabía perfectamente de
qué forma la había mirado Jack Ernst la primera vez que se encontraron.
-Buenas noches, pase. –Jack entró y ella le indicó que podía
dejar sus papeles sobre la pequeña mesa de la sala.
-Perdón por la tardanza, no pude alcanzar el autobús y tuve
que venir caminando y...digamos que mi casa queda bastante lejos de aquí.
-No se preocupe, no había apuro. ¿Quiere tomar algo?
-Por favor, tutéame. Los dos somos muy jóvenes, ¿no?
-Si, está bien....Tienes razón –respondió riendo –En fin,
¿quieres tomar algo?
-Con un vaso de agua fresca estará bien.
-Ya mismo lo traigo.
Entró a la cocina, buscó un vaso y lo llenó con agua que tenía
guardada en el refrigerador. Miró a todos lados, para cerciorarse de que el
chico no estuviera cerca, y sacó del bolsillo de su abrigo colgado en una
silla, el frasquito. Con 25 mg., los síntomas aparecerían en treinta minutos, y
en cuarenta y cinco sobrevendría la muerte segura. No sabía cuánto serían 25
mg., pero mas o menos calculó.
Tapó y arrojó el frasco a la basura, al día siguiente de lo
llevarían.
-Aquí tienes –dijo dándole el vaso a Jack.
-Muchas gracias –respondió el joven antes de tomar unos
sorbos. Sin querer, a Mélisande se le escapó una sonrisa.
-Te pagaré un mes, el mes entrante te daré lo que falta –buscó
en sus bolsillos hasta que sacó el dinero que había cobrado esa misma tarde.
-Perfecto –Jack abrió una carpeta negra y buscó el recibo –Firma
aquí –dijo extendiéndole el recibo.
-¿No tienes bolígrafo?
-Oh perdón, lo olvidé, qué tonto –se lamentó tomándose la
cabeza.
-No hay problema, aquí tengo uno –Mélisande buscó uno en un
lapicero, y agradeció que Jack no tuviera bolígrafo, así sus huellas no
quedarían marcadas en él.
-Vaya, no sabía que pintabas –Jack miraba los cuadros sin
colgar, apoyados contra la pared.
-Estudio arte.
-Son muy bellos....Oh, éste está espectacular –señaló uno.
Atenta a todos sus movimientos, tomó la carpeta negra con
los recibos cuando él estaba concentrado mirando su mas reciente obra. Era el momento de dejar su marca personal. Estaba dispuesta a
escribir cuando se detuvo a pensar. Un perito caligráfico podría comparar su
letra en esa carpeta con cualquier cosa que hubiera escrito, y las tendrían porque
ahora trabajaba para The Beatles, por lo tanto, sería fácil que encontraran un
papel escrito por ella. Dudando, tomó el bolígrafo con la mano izquierda y detrás
de un recibo cualquiera, escribió con algo de dificultad “She’s got the devil
in her heart.”
-Ya está –dijo, y Jack se dio vuelta, y tomó el dinero que Mélisande
le daba.
Contó los billetes y asintiendo los metió el en bolsillo de
su pantalón. Luego, tomó mas agua.
-Po....¿podría preguntarte algo? –de repente, Jack parecía
inseguro, o nervioso.
-Claro, lo que quieras.
-¿Quisieras salir este sábado, ir al cine? Me dieron unas
entradas y...no tengo con quien ir.
Dudó unos instantes, pero enseguida se decidió. Después de
todo, ¿qué le costaba darle una última alegría?
-Me encantaría.
Jack hizo una sonrisa de oreja a oreja.
-Pasaré por ti a las 7
-Muy bien, te espero.
Se despidieron, Mélisande cerró la puerta y se apoyó en
ella, suspirando.
-Pobre Jack, parecía un buen chico......
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Vamos a hablar en serio, esta mina es una hija de pu....ah, cierto, la madre soy yo XD
Jajaja, como les va? Perdón por tardar en subir en este fic, y si, ya sé que Devil in her heart no es de los Beatles, pero no importa, aparte en el siguiente capitulo van a decir que no es de ellos. Ah, el próximo capitulo va a estar bueno (eso creo).
Se cuidan, eh!