sábado, 22 de diciembre de 2012

Secretos Compartidos Capitulo X


Cuando abrió los ojos se sintió aturdida, perdida y muy débil. Todo era borroso, no podía centrar la vista en nada y su cuerpo le dolía entero, con fuertes punzadas, como si tuviera ml alfileres clavados. Sólo cuando su mano derecha tocó el frío suelo y luego un charco de algo, recobró la conciencia plenamente, acercó sus manos a sus ojos, y los abrió grande, tratando de ver. Estaban completamente ensangrentadas, y su mano izquierda tenía un profundo corte. Comenzó a llorar de indignación, insultando a su mala suerte: había intentado matarse y resultó que seguía en su habitación. Tantas veces había matado y no podía matarse a sí misma. Miró el suelo, su ropa,  y su cama. Había rastros de sangre por todos lados, pero al parecer no era la suficiente como para morirse. Recordó algo: la culpa sería del coagulante que a veces tomaba cuando tenía su período, ya que era propensa a las hemorragias. Seguramente algún rastro del medicamento en su cuerpo había frenado la sangre que escapaba por sus venas. Siguió insultando, y le dio una patada al trozo de espejo con el que se había cortado. Sólo después de eso miró  a la pared que tenía enfrente y terminó de recordar todo lo que había sucedido. Allí,  con sus dedos llenos de sangre, había alcanzado a garabatear “I need somebody” antes de desvanecerse. Todos sus crímenes estaban firmados con canciones, y el suyo propio no podía ser menos, ya que ese era el mas importante, aunque resultó totalmente imperfecto. Eligió una canción de Lennon, y quizás, ese alguien que necesitara fuera él, pero jamás lo reconocería. Nunca dejaría que eso pasara.

Salió a la calle luego de limpiar todo y vendarse. Eran las seis de la mañana, y no andaba ni un perro. Pero eso no le importaba. Su fallo, su error, quizás el peor de toda su vida, la tenía enfurecida y necesitaba descargarse. Miró de reojo el brillo de su navaja antes de meterla en el bolsillo y caminar. Alguien debía pagar y ya no dejaría que ningún sentimiento de culpa se interpusiera.
Llegó a un callejón, donde se amontonaban botes de basura, se escondió detrás de uno de ellos y se quitó el impermeable; lo traía puesto porque lloviznaba. Sólo quedó vestida con lo que traía debajo, un viejo pijama. Bajo el impermeable dejó su bolso blanco, donde llevaba ropa de más. Se colocó guantes de látex, y esperó. Esperó como un animal cazador que tiene toda la paciencia y el tiempo para atrapar a su presa. Cerca de veinte minutos después, escuchó ruidos, como de una lata siendo pateada y unos gritos de hombre. Apareció un hombre bastante mayor, desaliñado, bebiendo de una botella de cerveza y cantando a voz en cuello el Himno Británico. Mélisande vio con satisfacción como el tipo doblaba y se adentraba en el callejón. De inmediato la salió al paso y el hombre se detuvo, sorprendido. Levantó los brazos y trastabilló.
-Hola preciosa, ¿de dónde salis.....?
No pudo terminar su pregunta. Mélisande lo apuñaló una y otra vez, con rapidez, hasta que el hombre cayó, desplomado, aún aferrado a su botella.
-Creí que saldría cerveza en vez de sangre –dijo con cara de asco,  caminando rumbo a su escondite.
Con la navaja aún ensangrentada se acercó al bote de basura mas cercano al tipo y allí talló en el plástico del bote un “The Night Before”, en alusión a su mala noche.
Después, se quitó los guantes con lentitud, los dejó en el suelo, buscó su bolso y sacó la ropa. Se escondió detrás del bote y se quitó el pijama, ya que estaba bastante manchado, y lo puso junto con los guantes. Tembló debido al frío que hacía, y rápidamente se vistió con la ropa limpia. Se puso el impermeable, cerró el bolso y envolvió la navaja y los guantes con el pijama. Ya estaba lloviendo, y la tormenta prometía hacerlo con mayor intensidad; eso le convenía, se lavarían las posibles huellas que hubieran quedado. Metió el envoltorio del pijama, guantes y navaja en un bote de basura sin tapa al que la lluvia le daba de plano.
-Ya era hora de cambiar de pijama –dijo dejándolo dentro.
Después se giró, miró a todos lados, y caminó con su habitual seguridad, haciendo sonar sus pasos.  Esquivando a su reciente víctima, la miró de reojo y esbozó una sonrisita.
-Feliz Navidad, viejo.




-Ni en Navidad me dejan en tranquilo –Dobb colgó el auricular el teléfono de su habitación, con evidente enfado. Suspiro y miró a quien le hacía compañía en la cama: Una médica forense, con quien tenía una relación casi exclusivamente sexual desde hacía varios años –Diana, despierta. Tenemos trabajo.




-Dobb, es 25 de diciembre, son las dos de la tarde, ¿por qué no se come los dulces que le sobraron de anoche y me deja en paz?
-Perdóname  John, pero no tengo la culpa de que el asesino haya vuelto y en tan inoportuna fecha.
-No lo culpo a usted de eso, lo culpo de que siempre me llame a mí. Hay tres más, ¿sabe?
-Pero tú....pareces el mas responsable.
-¿Yo? Gracia por el halago, creo que es la primera vez que me lo dicen, pero debo aclararle que ninguno de los cuatro es responsable, ese concepto no nos va. En todo caso, podría ser Paul pero....es pura apariencia, no crea.
-Como sea John, necesito saber si viste u oíste algo sobre Mélisande, no sé, algún comportamiento raro.....Todo, siempre, me lleva a ella.
-No creo que haya sido ella, porque nos dijo que pasaría Navidad con su familia y su....novio –sin que quisiera, su voz sonó rara al decir lo último –Supongo que no dejaría a todos sólo por ir a matar a cualquiera.
-Gracias por el dato. Y otra vez te pido disculpas.
-Está bien, está disculpado, pero le repito, ella seguramente no fue. Creo que andan varios asesinos que aprovechan a poner inscripciones.
-Si es así no sé como se enteraron, somos pocos los que sabemos de esto.
-Quizás eran varios desde un principio, y todos creen que es uno solo.
-Pensaré esa posibilidad. Gracias.
-De nada, que tenga buen día.  –suspiró y colgó.
-Era ese inspector, ¿no?
Miró con cierto desinterés a su esposa, que estaba parada a su lado.
-Sí, era él. Mataron a otro tipo.
-John, creo que no tendrías que colaborar mas con la policía, es riesgoso, y mas con esa chica que pusieron a trabajar para ustedes. Paul me ha dicho que todos sospechan de ella.
-Pero yo creo que es inocente.
-¿Y cómo lo sabes?
-Lo sé, sólo eso –se puso de pie, dispuesto a dejar la sala.
-Es linda, ¿verdad?
-Yo que sé, no empieces con tus cosas.
-Seguramente te gusta, por eso la defiendes. Te gusta como te gustan todas.
-¡Ya déjame en paz Cynthia! –salió al jardín, dando un portazo.




-Siete puñaladas –leyó Dobb en el informe forense –No hay ni rastro de nada. Llovió demasiado y el agua prácticamente inundó el lugar, las eventuales huellas que podría haber se perdieron.
-¿Se sabe quién era? –preguntó el agente que estaba con él en su despacho, ordenando carpetas.
-Un tipo solo, al parecer sin familia, aún nadie lo ha reclamado. Vivía en una pensión, pero sólo iba allí a dormir, y a veces. Se la pasaba en los bares, o en la calle. Un pobre infeliz.
-Quizás le hicieron un favor matándolo.
-No diga idioteces Wassmer.
-Perdone, señor Inspector.
Dobb no contestó, sólo releyó el informe hasta que la puerta se abrió y se asomó uno de los empleados que Diana tenía a su cargo.
-Dobb, se encontró un pijama con sangre en uno de los botes. También hay una navaja y guantes de látex.
-¿Un pijama?
-Sí, de mujer....o eso parece.
-Maldita.....-dijo entre dientes, pero tanto Wassmer como el empleado de Diana no le entendieron.
-Está muy sucio y mojado, no creo que se pueda sacar algo en concreto si lo analizamos.
-Está bien, gracias. Retírense los dos.
Los dos hombres se fueron y Dobb encendió su pipa y le dio una calada. Se recostó en su sillón y exhaló el humo, tratando de pensar.




-¡Hola! –saludó Mélisande con una sonrisa al entrar al estudio.
-Hola, ¿cómo pasaste la Navidad? –preguntó Ringo.
-Muy bien, ¿y tú?
-También, con mi familia.
-¿Cómo? ¿No son primos? ¿No pasaron la Navidad juntos? –dijo Brian, que estaba al lado de ella.
Ambos se miraron, algo asustados.
-Es que...ella lo pasó junto a su familia, sus padres y eso, ¿no es así, Mélisande?
-Claro, que seamos primos no significa que pasemos juntos las fiestas.
-Ahh....tienen razón, disculpen, soy un entrometido. Mélisande, en media hora te veo, hay que ajustar unos detalles.
-Ok Brian.
-Uff....eso estuvo cerca –dijo Ringo, ni bien Brian se fue.
-Hola Mélisande –saludó John -¿Cómo estás?
-Muy bien.
-Me aleg....ey...¿qué te pasó aquí? –John le tomó la mano, y ella no pudo ocultar su incomodidad. Pese a que tenía un suéter, su vendaje se notaba.
-Ehh....me quemé con el borde de una olla –se zafó de él, con algo de brusquedad. Se sentía nerviosa y esperaba no estar sonrojada. Sin embargo, él parecía inmutable.
-Te debes haber quemado bastante porque tienes un vendaje grande.
-Si, quise agarrar una sartén, y sin querer me apoyé en otra olla que estaba en el fuego....Ya sabes, accidentes domésticos tontos.
-Sí, pueden ser tontos, pero también graves. Ten cuidado.
-Lo tendré, gracias por al preocupación, pero ya vez, no es nada.
Trató de sonreírle, y salió de allí prácticamente disparada, mientras se tironeaba la manga del suéter para ocultar la venda. Antes de salir, no pudo evitar voltearse y mirar apenas  a John, pero se encontró con que él también la miraba. Apretó los párpados y siguió caminando. 



********************
Hooolaaaaaa!!!! como les va? Perdonen este capitulo, no está tan bueno como el anterior, pero prometo que los próximos tres estarán mejores. Y digo próximos tres porque falta eso para que termine el fic. Tiene 13 capitulos, en realidad iba a tener 12, pero como este fic es taaan negro, elegí llegar a 13, ya saben la fama que tiene el numerito ese jajajaja, me pareció "atractivo" que tenga esa cantidad de capis.
Bueno, les digo que hasta el año que viene no subiré mas, porque ya saben, me tengo que ocupar de mi proximo examen y de mis otros dos fics, así que les deseo Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo. 
Que lo pasen lo mejor que puedan jaja!
Besos y gracias por leer! 

3 comentarios:

  1. OOOh enserio faltan 3 capítulos? Que genial, para que termine el mío también faltan 3 jaja. A mi me encantó este, la piba tiene una mente tan rara, me fascina. Y abandonaste a Mercy, hace mucho que no subís :(

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  2. Tú harás que me mate. Primero, porque tus capítulos son de infarto y segundo, ¡¿Cómo que ya se va a acabar?! :( :( :( Lo bueno dura poco...
    Voy a extrañar a esa loca psicópata cuando termine el fic :( Espero que sigas escribiendo historias como éstas, porque me atrapan demasiado.
    Bien, ahora sí sobre el capi:
    Fantástico. Sobran las palabras. Mélisande resulta ser mucho más compleja de lo que parece, se recrimina por ser quien es y pese a esto, sigue matando por placer. Al menos esta vez la víctima fue menos 'lastimera' puesto que se trataba de alguien que no tenía a nadie.
    Pobre John, quién creyera que entre toda su fanaticada, también tiene a una loquita asesina, que quién sabe qué cosas podría llegar a hacer por amor.
    Pero seguro la chica, con lo perturbada que anda, llegará a dejar algún cabo suelto que la hará caer.
    O bueno, al menos eso espero.
    Un saludo!

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  3. Me encanta tu fic, adoro a Melissande a mi tambn me gustan los casos policiales XD, Que penita que ya se acaba :( en serio esta muy bueno, que pases un feliz año nuevo , MENCIONE QUE ME ENCANTA TU FIC ??? :)

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