domingo, 23 de septiembre de 2012

Secretos Compartidos Capitulo V


-Así que usted salió con Deppart y lo acompañó hasta el hotel.
-Así es.
Dobb miró inquisitivamente a la chica. Al parecer, hablaba con sinceridad, y para él era un alivio que alguien se presentara a atestigüar en ese caso tan complicado, del que tenía pocas pistas que no llevaban a nada, y en el que, para colmo, el gobierno estaba metiendo presión.
-¿Y después?
-Tomamos u n café y hablamos de arte.
-Mmmm....sí –respondió leyendo una carpeta -¿Puede ser que hablaran en francés? Porque le tomamos declaración al empleado que los atendió, y dijo que le pareció que hablaban es ese idioma.
-Sí, era francés –sonrió para sus adentros. Su coartada estaba resultando perfecta. La vieja de la galería no había hablado aún, por lo tanto nadie podía decirle que concurrió a declarar para defenderse. Y ahora se enteraba de lo del camarero. Era obvio que no supiera nada, porque aquella noche, cuando Deppart la invitó a subir a su habitación, el lugar estaba vacío, y nadie los había visto subir juntos. Y para cuando ella salió del hotel, el pettit café estaba abarrotado de gente y había otros camareros. Sin dudas, todo era perfecto.
-¿Y luego señorita Leroux? ¿Usted se retiró?
-Sí, el señor Deppart se sentía muy cansado, así que nos despedimos y acordamos vernos a la mañana del día siguiente.
-Usted pinta, ¿no es así?
-Exacto. Estudio arte.
-¿No tenía ningún tipo de relación con él? Me refiero a algo amoroso.
-No, lo conocí ese mismo día.
-Bien...-Dobb cerró la carpeta, con lentitud –Le agradezco que se haya presentado a declarar. ¿Por qué lo hizo?
-Quiero que de una vez se termine todo esto y se resuelvan los crímenes. Ya sabe, el de Deppart y el de mi anciana vecina.
-Lamento informarle que no sabemos nada sobre ninguno de los dos. Faltan pruebas, testigos......Ojalá fueran todos como usted.
Mélisande sonrió, agradeció y desapareció por la puerta. Sin embargo, Dobb dudaba. Pero ya era tarde y continuaría al día siguiente.



“Queridos mamá y papá:
                                       Les escribo, otra vez, para pedirles que me envíen el dinero de la renta. Estoy a punto de deber dos meses y el dueño es un pesado. Por favor, es urgente.
                                       Espero que estén bien, aquí todo siguen igual.
                                       Con cariño,
                                                                Mélisande.”

Dobló y metió el papel en un sobre, en el que garabateó una dirección. Lo cerró,  y le pegó unas estampillas.
Entró al ascensor esperando no encontrarse con el dueño del edificio. Por suerte, el hombre no estaba haciendo su recorrida habitual. Salió a la calle mirando a todos lados, otra vez se sintió algo paranoica. Pero esta vez tenía razón en estarlo: aunque no lo sabía, un coche negro estaba aparcado en la esquina. Desde allí, Dobb observaba sus movimientos.


Sentados alrededor de la pequeña mesa, tomaban café. Cuidaban no decir algo que a su manager le pudiera resultar sospechoso. Estaban conscientes de que cuantas menos personas lo supieran, mejor. Luego de finalizar la charla, el hombre se despidió y se fue.
-Bien, es hora de continuar grabando -Paul se puso de pie y se colocó su chaqueta.
-Si, ya es tarde –Ringo bostezó.
-Con unos detalles mas estará lista –agregó John.
Estaban  a punto de salir de la cocina del estudio de grabación cuando se toparon con Dobb.
-Qué bueno que no vino antes –le dijo John –Se hubiera encontrado con nuestro mánager y todos tendríamos que darle explicaciones.
-Entonces fue una suerte quedarme sin gasolina. ¿Tienen tiempo? Necesito decirles algo.
-Hable rápido –dijo George -¿Se descubrió algo?
-No. Hace unas horas declaró la anciana.
-¿Y qué dijo? –John se veía entusiasmado.
-Que no ve.
-¡Eso ya lo sabíamos!
-Dijo lo mismo que les dijo a ustedes: una chica que salió con Deppart luego de haber hablado un rato. Agregó que con Deppart había cruzado unas palabras en otras visitas que hizo a la ciudad. Pobre mujer, estaba muy impresionada.
-No se fíe de las viejas –dijo George –A veces pueden engañar.
-Como policía debería saberlo –agregó Paul.
-No desconfío de ella porque desconfío de otra persona: Mélisande Leroux.
-¡La del nombre raro! –exclamó John.
-¿Es verdad que es linda?
-Paul, estoy diciendo que desconfió de ella ¿y preguntas semejante cosa?
-Está bien, no se enoje....sólo quería saber.....
-¿Por qué sospecha de ella? –preguntó Ringo.
-Anoche se presentó a declarar. Dijo que quiere que se esclarezcan los crímenes. Ella es la chica que la anciana vio.
-¿Y qué mas?
-Su testimonio fue coherente. Tomamos declaración al camarero que dijo haber visto a Deppart con una chica, y ella lo admitió, no lo niega. Pero no me convence.
-¿Y si es inocente?
-Esa pregunta no conviene. En un caso así son todos sospechosos.



Pasaron quince días. Dobb continuó vigilando a Mélisande, era un procedimiento que quería hacer por sí mismo. Pero no había ningún tipo de actitud sospechosa. La chica iba de compras, volvía, salía hacia la Escuela de arte, volvía. Y así todos los días. Nunca se detenía a hablar con nadie y siempre parecía caminar absorta en sus pensamientos. A veces dudaba, le parecía que la chica no tenía nada que ocultar, además, acababan de encontrar a un hijo de la anciana muerta en el edificio, un delincuente que estaba prófugo y se sospechaba que fuera él quien hubiera asesinado a su propia madre, para evitar que ella lo delatara o para conseguir dinero, aunque no faltó ni un centavo.
Pero no se dejaría persuadir por eso. Seguiría pensando que esa chica estaba involucrada hasta que se demostrara totalmente lo contrario.

-Viejo idiota, se piensa que no lo vi –masculló, abriendo la puerta.
Vio en el suelo una carta, la tomó y miró el remitente. Era raro, siempre enviaban un giro postal, o depositaban en su cuenta, no enviaban dinero en un sobre. Lo abrió y se sorprendió, sólo había una hoja de papel. La desdobló y leyó.

“Mélisande:
                  Nos duele decirte esto, pero con tu madre hemos decidido no enviarte mas dinero. Sabes que todo sería fácil si hubieras vuelto con nosotros, pero insististe en quedarte en Londres. Acepté tu decisión y seguir manteniéndote, pero no veo ningún avance en esa “carrera” que elegiste. Hija de exposiciones y cuadros no vas a vivir, eso ya te lo he dicho muchas veces. Por lo tanto, es hora de que te hagas responsable y vivas independiente, después de todo eso es lo que siempre quisiste, ¿no?
                 Con los años comprenderás nuestra decisión.
                 Te quiere,
                                         Tu padre.”


-¡IDIOTAS! –gritó fuera de sí, mientras rompía en pedazos la carta -¡Son unos estúpidos! ¡Los odio, los odio! –arrojó los pedazos de papel a cesto de basura, y se pasó las manos por el cabello, desesperada.
Miró el calendario, ese día o el siguiente volverían a reclamarle la renta. Se dirigió a su habitación, y del último cajón de su armario, sacó un fajo de billetes. Eran los que había robado a su tercer víctima. Dejó el dinero sobre la cama y tomó el teléfono. No quería gastárselo en la renta, pero prefería eso a que la echaran a la calle.
-Hola señor, soy Mélisande Leroux....Tengo el dinero.



-Dobb ¿usted no tendría que estar vigilando a la chica? –preguntó uno de los agentes de mayor confianza.
-No hace falta, en la noche no sale. Además quiero interrogar a este tipo yo mismo. –dijo mirando a través del cristal  de una habitación, donde el hijo delincuente de la anciana estaba sentado.
-Ya lo interrogamos dos veces.....
-Pero yo no. Esta basura me va a conocer –entró a la habitación y cerró de un golpe la puerta. El agente vio como Dobb tomaba del cuello de la camisa al sospechoso, amenazándolo para que hable.


Se ajustó su bufanda, ya que el viento helado se hacía presente en la calle, y mas a esas horas. Miró hacia las equinas, buscando el auto negro, y le pareció raro que no estuviera allí.
Caminó pese a que adonde iba quedaba muy lejos, pero no quería gastar en un bus o en un taxi. Tendría que empezar a ahorrar, y a buscar un trabajo, algo que no le hacía ni la mas mínima gracia. Pisaba fuerte, para calentarse los pies, y también de la rabia al recordar la carta de su padre. Mas que nunca le parecían unos miserables.
Cuando llegó, tocó timbre y esperó a ser atendida.
-Señorita Leroux –saludó el hombre –Pase, hace mucho frío –entró y se encontró con una acogedora sala. Era amplia y co muchos adornos, alfombras y cuadros.
-Qué bonitos –dijo mirándolos.
-Sí, los ha traído  mi mujer de sus viajes. Usted pinta ¿no?
-Si. Me gusta este –señaló uno
-Ese es de Italia.
-Ahh....¿Su esposa es ella? –señaló una foto enmarcada, la de una mujer rubia.
-Si, es ella. Ahora no está, se fue de vacaciones con su madre.
Saber que el hombre estaba solo le gustó. De repente, se le presentaba una gran oportunidad, como una venganza al tipo y a sus padres. Pero también sería un riesgo, ya estaban tras sus huellas. Aunque ella era mas lista.
-Bien, iré a buscar el recibo de pago –el hombre salió de la sala.
Miró rápidamente a todos lados, y vio una puerta, que sería de la cocina. Entró y divisó una cuchilla de carne. Perfecto. Además, tenía puestos sus guantes de cuero.
El hombre volvió con el bloc de recibos y un bolígrafo, haciendo un comentario corriente sobre el clima. Ese era momento, tenía que actuar antes que escribiera su nombre en los recibos.
-¿Podría deletrearme su apellido? Es que siempre lo olvido.....-dijo el hombre, antes de ver como la chica se acercaba, en una extraña actitud. Sólo vio el brillo de algo que llevaba en la mano, antes de que le hundiera la cuchilla en el  pecho. Lo volvió a hacer dos veces mas, hasta que cayó, aún consciente, al suelo. Dijo algo ininteligible y quedó con los ojos abiertos por la impresión y el espanto. La alfombra, que parecía ser de Oriente, se tiñó de rojo.
Ni se molestó en desenterrarle la cuchilla, de todos modos era de él. Hasta le parecía que ello hacía una especie de composé con el resto de la decoración.
Miró su mano derecha. Su guante se había manchado mucho, y parte de su tapado también. Con suavidad, se lo quitó y lo guardó en el bolso. Dio vuelta el tapado, y se lo puso del revés, para que nadie por la calle notara las manchas. Les parecería raro una chica con el tapado puesto del revés, pero eso no importaba. Con su mano izquierda, aún enguantada, levantó con cuidado el bloc de recibos y lo guardó en el cajón de un mueble cualquiera. Tomó el bolígrafo y, un poco molesta porque no podía escribir con la mano izquierda, y mas si tenía el guante puesto, escribió  “Don’t bother me” nada mas y nada manos que sobre la foto de la rubia esposa.
Se sintió tentada en llevarse algún cuadro, pero eso sería levantar demasiadas sospechas. Arrojó el bolígrafo por ahí, y con cuidado, abrió la puerta y se fue.


 *-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Hooola!!! Como les va? Yo aburrida, aunque tengo un montón de cosas para hacer, por ejemplo, almorzar XD
Estoy algo ocupada porque el miércoles tengo examen, así que desde acá aviso a las que leen la novela de Mercy, que no sé cuándo publicaré, tendrán que esperar hasta después del miércoles y mas, porque para esa novela (y para el capitulo que viene) necesito muuucha inspiración jaja. Así que aguantenme un poco. Y con esta también les digo lo mismo, está complicado el tema con la universidad, pero creo que a todas les está pasando algo parecido.
Bueno, las dejo y feliz domingo!

3 comentarios:

  1. Hola!!
    Por fin traes un nuevo cap :D Y como siempre, me fascinó!
    Razones tiene el detective para dudar de ella, cualquiera lo haría con una chica tan extraña. Adoro a esa loca demente!! Y ese Paul lo único que le importaba era si estaba linda e_e Don't bother me, perfecta para la ocasión. Genial la parte del asesinato, Mélisande tan tranquila como siempre, como si matar a sangre fría fuera tan natural y común.
    Yo también ando con problemas de la universidad, pero los míos radican en el hecho de que no sé qué estudiar ahora que terminé la escuela :S
    Un saludito, te estaré esperando :D

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  2. Hello!!!! Pues aquí yo! Seeeeee!!!! Casero, adiós con el corazóóóóóóóón, que con el alma no puedoooooo... Jajajajajaja. Bueno, bueno, nena, yo creo que a todas nos pasa: este fic de cada día está más de puta madre! O sea que sí, que me gusta muchoooooo!!!
    En primer lugar, me gustaría decir por primera vez desde que empieza la nove que... bien por Dobb! Sí! Es cierto! Yo leía el pricipio del capi y ya les estaba dando gritos al inspector este diciéndole "que no ves que los que primero se te acercan y los que más buena voluntad manifiestan tener siempre son de los que primero se ha de sospechar?" Mira, ya me estaba poniendo el hombre este de los nervios hasta que he leído la parte en el que le está siguiendo la pista a Mélisande desde el coche, jejeje. Ahí ya me tranquilicé y dije: "muy bien, Dobb, te mereces unas palmaditas en la espalda, colega", jajaja. Y es que hace bien en sospechar de ella. De hecho, como buen detective seguro que ya se ha dado cuenta de que ella es la única que tiene algún nexo de unión entre las dos víctimas anteriores: la anciana vecina suya y el pintor con el que estuvo. Y ahora con lo del casero... No sé... Yo creo que el círculo ya se cierra bastante en torno a ella porque es otro que tiene una relación más o menos directa con ella...
    Bueno, dejemos estar las suposiciones, que eso ya vendrá, jejeje. Madre mía... Los padres de Mélisande son unos hijos de p... pues eso, ya me entiendes. Joder, tú no le puedes decir a tu hija que vale, que la mantienes, y de repente decirle "pues mira, no, ahora te buscas la vida, chata, apáñatelas como puedas. Pero te quiero, eh? Recuerda eso". Joder es un poco... No sé, es una putada. Si no te parecía bien que tu hija estudiara Bellas Artes en Londres, pues haberlo dicho de primera hora, no le quites de repente el caramelo. Y eso, es aún más peligroso cuando se lo dices a tu hija asesina... Que enseguida le sale la vena psicópata y se pone a acuchillar al personal, jajajaja.
    Los chicos veo yo que no quieren decirle nada a Brian. Pues sí, lo veo bien. Porque con lo exagerado que era el Eppie, capaz que le dé un infarto o algo, jajaja.
    Ainsh! El Dobb este es que ya no es que sea bobo, es que el pobre encima tiene mala suerte... Porque mira que dejarse la vigilancia de Mélisande justo el día en el que se va a interrogar a ése... Joder, que barbaridad. Espero que su cabecita deduzca "no la vigilé esa noche, por ende, más razones para sospechar de ella", pero este hombre capaz que no lo piense siquiera, jajajaja.
    Por cierto, que la pérdida del casero tampoco me sabe a mí muy mal... Además, ha sido una muerte útil para Mélisande. Mira por dónde se va a ahorrar un dinerillo con esto... XDDD
    En fin, nena, yo ya te voy dejando. Por lo que dices de lo de los fics, no te preocupes. Tómate tu tiempo y escribe con calma, aunque ya me hayas dejado picada con el de Mercy, con lo que va a pasar... jejeje
    En fin, un beso, monseñora! :P

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  3. Me encantó el capítulo. Adoro la personalidad rara de Mélisande. Con razón, ya me parecía raro que no subieses un capítulo de la de Mercy, pero no te hagas problema, aunque tus fics son adictivos ajkfhaksjf Suerte con eso de los exámenes!

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