Una larga fila de muchachitas esperaban, ansiosas, ser entrevistadas, aunque ignoraban que
ninguna de ellas sería seleccionada.
Dos agentes mujeres de mucha confianza las esperaban detrás
de un escritorio, donde les hacían unas pocas preguntas sin importancia, y con
indiferencia, les decían que pronto las llamarían. Dobb supervisaba todo
atentamente, en busca de la chica que realmente le interesaba. Tenía fé en que
aparecería.
-Señor Inspector, estamos aburridas –dijo una de las
agentes, mientras observaba las puntas maltratadas de sus largos cabellos.
-Recuerden la recompensa –respondió Dobb, guiñándoles un
ojo.
-Igual....
-Priscila ¡los conoceremos! Has el sacrificio, faltan pocas chicas
–le dijo la otra agente, llena de entusiasmo.
-El procedimiento del viejo este me parece lo mas estúpido
del mundo.
-Paul, qué raro tú diciendo “viejo” y “estúpido”. ¿Adónde ha
quedado tu educación?
-No me jodas Lennon.
-Paul tiene razón –acotó George –Encima le prometió a las
mujeres policía que nos conocerían, todo para que lo ayuden ¿Saben lo que será
soportar el acoso de dos mujeres policía?
-Nos amenazarán con sus armas reglamentarias –rió Ringo.
-También pueden esposarnos...-dijo John, pícaramente.
-Ya salió Lennon y sus degeneramientos. Como sea, esto es muy
tonto. ¿Qué le cuesta agarrar a la supuesta asesina y meterla presa?
-Lo repetimos mil veces, Paul: no hay pruebas.
Mélisande miró el reloj de la cocina. Había pasado mas de
hora y media desde la hora que anunciaba el volante pero, sabiendo que todo se
trataba de una treta de Dobb, lo haría esperar. Lo haría esperar hasta que desesperara.
Con tranquilidad, tomó un baño, se vistió tomándose todo su
tiempo para elegir la ropa, se peinó y se maquilló con lentitud. Después, salió
fuera del departamento, pero alli la esperaba un joven rubio, con un bolso
cruzado y unas carpetas negras.
-¿Es usted Leroux? –le preguntó precipitadamente,.
-Si....-respondió con desconfianza.
-Mi nombre es Jack, Jack Ernst. Soy el administrador que
puso la viuda. Supongo que sabe que al dueño del edificio lo asesinaron....
-Oh si, lo sé, pobre hombre....
-Bueno, la señora me ha dado los registros y anotaciones de
su esposo, y mirándolos veo que usted tiene una deuda.
-Si. ¿Ahora cobrará usted la renta?
-Así es.
-Espéreme una semana. Ahora mismo estoy yendo a una entrevista
de trabajo que estoy segura que conseguiré. –Ernst miró con curiosidad a la
chica, le pareció muy firme –Así que pronto tendré el dinero y le pagaré todo
lo que estoy debiendo.
-De acuerdo....
-Déle mis saludos a la viuda.
Y sin decir mas, caminó apresurada hacia el ascensor, casi
llevándose por delante a Jack, que se quedó mirándola, extrañado.
-Maldita sea ¡no puede ser que no venga!
-Inspector, ¿cuando terminemos con esto iremos enseguida a
verlos? –preguntó una de las policías.
-¡Y yo qué sé! –respondió exasperado.
-Denos una respuesta, yo antes querría pasar por mi casa a arreglarme
mejor, mi maquillaje ya se ve mal....
-Hagan como quieran.....-dijo resignado –Iré a tomar otro
café.
Si bien la fila había sido muy larga, ya estaban quedando
pocas chicas, que seguían entusiasmadas pese
a haber visto a las anteriores salir desilusionadas.
Pasó una hora y ya no quedaba ninguna.
-Esto fue un fracaso –Dobb arrugó con los dedos el vaso plástico
del café que acababa de tomarse –Mejor junten sus cosas y vayan a sus casas, a
arreglarse o a lo que sea.
Arrojó a un cesto de basura al arrugado vaso y se sentó en
una silla giratoria. Se sentía frustrado, y ya no quería sabe mas nada del
asunto. Miraba con indiferencia a las agentes, que estaban eufóricas hablando
sin parar de lo que dirían o harían cuando conocieran a The Beatles.
-Si tan solo pusieran el mismo empeño en trabajar....-pensó.
Se puso de pie y cerró las puertas de vidrio del lugar que
habían alquilado expresamente para la ocasión. Volvió a sentarse en la misma
silla, pensado en el dinero que el Estado estaba invirtiendo en capturar a un
asesino, y que por culpa de su ineptitud se estaba malgastando.
Levantó la vista para mirar a las agentes y decirles que era
hora de irse, cuando la vio: Mélisande golpeaba tímidamente una de las puertas
de vidrio.
Les dijo a las agentes que se quedaran, y que ésa era la
chica que buscaba. Se escondió, rogando que Mélisande no lo hubiera visto.
Una de las agentes abrió
la puerta y Mélisande se disculpó por haber llegado tan tarde. Inventó una
serie de excusas y se sentó frente al escritorio. Pese a su apuro y ansiedad, las
dos policías se esmeraron en las preguntas, para que no sospechara. Demostraron
estar conformes y luego de simular una charla privada entre ellas, le informaron
que tenía el trabajo, y que sería asistente nada menos que de The Beatles.
A Mélisande se le iluminaron los ojos. Sí, sabía
perfectamente de qué se trataba todo, pero a pesar de lo que ella era y de lo
que ocultaba, también era una joven obsesionada con esa banda, como todas las
chicas, y saber que los conocería a todos le habia despertado su lado mas inocente.
-Perfecto, mañana te presentarás aquí –una de las policías
le dio una tarjeta con una dirección –Te
estará esperando un hombre que te llevará con ellos, para que empieces a trabajar.
-Genial –respondió sonriendo.
-Si, es genial, nosotras nos vamos –una de las policías tomó
su bolso y se puso de pie
-¡Priscila contrólate! –la reprendió la otra.
-Bueno, yo me voy, muchas gracias por todo –Mélisande guardó
la tarjeta en su cartera y salió.
-Ok, entonces: Para Priscila, con cariño de...
-No, ella es Priscila, yo soy Rachel
-Ok...-Paul miró a John, que se reía, y volvió a su tarea de
firmarle los discos a las policías –Para Rachel, con cariño, de Paul. Aquí
tienes.
-¡Oh gracias Paul! ¿Puedo darte un beso?
-¡No, yo le daré un beso!
-¡No, yo!
Paul se volvió a Dobb, que enseguida intervino.
-Por favor, son policías, dejen de comportarse como
colegialas.
-Entonces le pediré un beso a George
-¡No Rachel!
-¿Qué? Yo no pienso darle un beso a nadie –George se tapó la
cara con un almohadón.
-Dobb, no sabe el odio que le estoy tomando –dijo Ringo
-¡Trajo a estas dos locas que supuestamente son “policías” nada mas que para
que se nos tiren encima!
-Es lo que les ofrecí con tal de que colaboraran y no
hicieran preguntas. Y lo hicieron bien, sólo les dije que tomaran a Leroux. Ni
siquiera saben qué tienen que ver ustedes
en esto, y cuantas menos personas lo sepan, mejor. Ahora colaboren ustedes,
fírmenles lo que quieran, así se irán contentas.
-Encima mañana traen a esa loca –dijo John –La verdad, le
tengo miedo.
-Tenemos que pensar qué le diremos a Brian –dijo Ringo.
-Si, es cierto.....
-¿Y usted para qué quieren una asistente? –preguntó Brian,
con las manos en la cintura, mirándolos con severidad.
-Vamos Brian, tu estás muy ocupado, y nunca está de mas una
asistente –dijo Paul.
-¿Y se puede saber quién es?
-Es....es....¡la prima de Ringo! –todos contuvieron la risa
ante la respuesta de John.
-No sabía que tenías una prima....
-Si, si, vive en Li....
-¡Vive en Francia! –George habló antes de que su amigo
metiera la pata.
-Ah, si, si, vive en Francia, pero ahora vino aquí.
-¿Cómo se llama?
-Mélisande Leroux –dijo John al ver la cara de desesperación
de Ringo, que no recordaba el nombre.
-Ah claro, es bien francesa......Bueno, espero que sea
verdad y no una noviecita de alguno de ustedes. Nos vemos después.
Cuando Brian se fue, todos respiraron aliviados, había sido
mas fácil de lo que creían.
A la mañana siguiente, Mélisande se presentó en la dirección
de la tarjeta. Se sorprendió mucho al encontrarse allí a Dobb. Según ella, el
tipo no tenía ni el mas mínimo cuidado en que ella descubriera todo, aunque ya
lo sabía. Quizás, todo era parte de la trampa.
-Inspector, que raro usted aquí.-dijo a modo de saludo.
-Es que debo estar aqui. Ya sabes, The Beatles es una banda
muy famosa y deben contar con la máxima seguridad. Y de eso me encargo yo, y mas
cuando se trata de personal nuevo. Sube al auto, iremos hasta los estudios
Abbey Road, allí conocerás a los chicos y harán el contrato. Por favor, nada de
escenas de histeria.
Mélisande sonrió y subió al auto con tranquilidad. Le estaba
gustando mucho el juego, y mas cuando veía lo nervioso que estaba Dobb. Y es
que él tenía ganas de saltarle encima y llevarla a la cárcel mas cercana. Pero
debía disimular, aún a sabiendas que la chica era muy inteligente y que ya
estaría al tanto de todo.
-Chicos, ella es Mélisande, su nueva asistente –dijo Dobb,
con cuidado.
-¡Hola! –saludó ella sin poder ocultar su emoción.
-Ho...hola...-dijeron los cuatro entrecortadamente, tanto
por el miedo como por la sorpresa. Y es que la chica les pareció hermosa,
quizás demasiado como para ser una asesina despiadada.
-Bien, ¿quién se encarga del contrato? –dijo Dobb para
cortar la tensión.
-Es Brian, pero no está, tenía que hacer unas cosas. Así que
nos dejó los papeles a nosotros –respondió
John, sin sacarle los ojos de encima a Mélisande.
-Entonces me voy –Dobb se colocó su sombrero y se disponía a
irse cuando se percató de la mirada suplicante de los chicos –Oh, tengo tiempo,
mejor me quedaré.
Vio como todos relajaban sus expresiones, y Paul salió a buscar
los papeles.
-Siéntate –George le ofreció
una silla y ella obedeció.
-Y...¿cómo te llamas? –preguntó Ringo.
-Mélisande.
-Lindo nombre.
-Gracias. –bajó la vista. Sabía que estaría muy sonrojada, y
se odiaba por eso, ella que tenía la sangre fría como el hielo, estaba nerviosa
por estar frente a ellos.
-Aquí está el contrato –Paul entró y se sentó frente a ella
–Bien, la jornada es de seis horas, llevarás nuestra agenda de compromisos,
atenderás llamados.....
-Ok –respondió asintiendo con la cabeza.
-Y...veamos, que mas dice –leyó el papel –Ah, si, se te
pagará cada dos semanas.
-Que sea cada una.
Todos, incluído Dobb, se quedaron mirándola, sorprendidos
por la firmeza de la exigencia. Ella sonrió para sus adentros: si todo era una
trampa, no podían despedirla, por lo tanto quería darse el lujo de pedir cuánto
y cómo se le pagaría.
-Emm...pero acá dice que.....
-Que sea todas las semanas –insistió.
-No sé si a Brian le gustará....-comenzó de decir George –Ya
saben como es él con el dinero, y por lo que sé está ahorrando gastos...
Pero Dobb los miró casi rogándoles que le dijeran que sí.
-Está bien, será todas las semanas –dijo Paul quitando la
mirada sobre el inspector y volviendo a los papeles, a la vez que suspiraba
resignado.
-Firma aquí –John le señaló el lugar en el papel y le dio un
bolígrafo. Notó que la firma de la chica era fina y clara.
-Bueno, mañana a primera hora te esperamos aquí –informó
Paul.
Mélisande sonrió, agradeció y salió de allí, con Dobb casi
pisándole los talones. Ya en la calle, se saludaron amablemente. Eso era parte
del juego que los dos estaban jugando, simular. Aunque la inocencia que demostraba
Mélisande a veces hacía dudar al inspector.
En el estudio, lo esperaban ansiosos.
-Bien chicos, ahora les toca actuar a ustedes. Recuerden,
deben tener todos los sentidos puestos en ella., cualquier cosa, por mas mínima
que sea, puede ser una pista de gran importancia.
-Dobb, solo le digo algo –dijo John –Mas vale que todo esto
salga bien.
Llegó a su casa y cerró la puerta con una sonrisa. Dejó sus
cosas desperdigadas por la pequeña cocina y se preparó para pintar. Antes de dar
la primera pincelada, de color negro azabache, le dedicó una mirada furtiva al
póster que tenía colgado en la puerta de su habitación y sonrió. Se sentía
satisfecha por haber conocido, al fin, a esos cuatro. Y sobre todo, por haber conocido
a uno de ellos, el que le parecía mas importante.
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Hoolaaa!!!!!! perdón por la tardanza, tenía crisis inspirativa hasta hoy, que me senté y me obligué a escribir y salió esto. No sé porqué, pero me gusta como quedó, espero que piensen lo mismo.
Un beso a todas!