Era muy tarde
por la noche cuando Chloe salió de puntillas de la habitación de John. Tenía
una sonrisa en la cara que se convirtió en un grito cuando vio a alguien
sentado en la oscuridad. Reconoció a Paul por la nariz.
–¿Paul? –preguntó
aunque ya sabía que era él.
–El mismo que
viste y calza. ¿Qué hacías?
–¡¿Qué hacés vos
acá?!
–No podía dormir
y hace demasiado calor en mi habitación. ¿Qué hacías en la de John?
–Nada que te importe.
Paul soltó una
carcajada que parecía demoníaca y ella corrió a su habitación.
Al día
siguiente, cuando despertó fue por Zettie, que la empujaba con la punta de un
bolígrafo.
–¿Eh? –dijo
entreabriendo los ojos–¿Qué pasa? ¡Ensuciás mi pijama!
–Estoy enojada
con vos y no quiero tocarte. De alguna forma tenía que despertarte. –le mostró
el bolígrafo–Será mejor que te levantes. Brian está aquí y parece que no hay
buenas noticias.
Se levantó de un
salto y siguió a Zettie hacia la cocina, donde todos los beatles bostezaban
mientras tomaban el desayuno.
–Buenos días.
–saludó Brian–Disculpen que haya venido tan temprano.
–No hay
problema. –Chloe se peinó con los dedos–¿Pasó algo?
–Si…
–Brian no sé porqué
tanto escándalo, siempre hacés lo mismo. Y quisiera saber quién fue el te lo contó. –John miró a Chloe y ella paseó sus ojos por
todos los presentes, sin entender nada.
–No importa
quién me lo dijo, lo importante es que lo sé. Señorita Read, me refiero a lo de
usted y John.
Chloe abrió la
boca y luego la cerró.
–Fue Paul.
–sentenció, mirándolo con veneno.
–¿Yo?
–¡Sí, vos me
viste salir de…! Ya sabés. Vos fuiste.
–Yo no lo hice,
¿por qué siempre se la agarran conmigo?
–Entonces fue
Zettie.
–¿Eh? Ah listo, ahora
la traidora soy yo. Buenísimo lo tuyo, Chloe. Encima que me dejás por este
esperpento, tengo que aguantar que me trates así.
–¿A quién le
dijiste esperpento?
–A vos, Lennon,
¿qué otro esperpento ves acá?
–Vos.
–Uy, se puso
celosa. –George ahogó una risita.
–Callate vos,
acosador de mucamas.
–¿Qué? –Brian
miró a George –¿Qué estás haciendo?
–No le hagas
caso, está loca.
–George, no te
pases. –dijo Ringo, que hasta ese momento sólo los había mirado a todos con
indiferencia.
–Ay, ahora él la
defiende. –se metió Paul.
–Paren un poco.
–rogó Brian–A ver George, ¿qué dijo Zettie?
–Que es un
acosador de mucamas. –dijo ella–Se quiere aprovechar de Dolores.
–¿Aprovecharme?
Qué cizañera que sos, Zettie. Si estás
enojada con algo no es mi culpa.
–En vista de que
hoy no se puede discutir nada con ustedes, me voy. –Brian se puso de pie–Sabía
que todo esto pasaría, así que tomaré medidas.
De nada sirvió
que le preguntaran qué medidas serían esas, sólo se fue sin contestar.
*********
Suponiendo que
las “medidas” serían que los sacarían de la casa, George apuró las cosas. Poco
le importaba lo que le dijera Zettie.
Se metió en el
cuarto de planchado, donde Dolores canturreaba una canción que sonaba en la
radio.
–Buen día, Dolo.
Levantó la
cabeza, extrañada.
–Buen día, señorito.
¿Necesita algo?
–No. Bueno, sí.
¿Querés salir conmigo?
–Pero usted no puede
salir.
Se golpeó en la
cabeza, ¿cómo había olvidado ese pequeño gran detalle?
–Bueno…salgamos
a caminar por el parque.
–Ehhh…¿sabe? Me
gustaría pero no puedo, tengo que trabajar. –señaló la pila de ropa para
planchar.
–Entiendo.
¿Puedo hacerte compañía al menos?
–Claro, no es molestia.
¿Me alcanza esa camisa?
George le
alcanzó la camisa y se apoyó en la pared.
–No me trates de
usted, me hace sentir muy viejo.
–Es que no me
sale –rió la chica.
–¿Qué música escuchás?
–Salsa. ¿Le
gusta? Digo, ¿te gusta?
–Es interesante.
¿Se baila?
–¡Claro!
–¿Me enseñás?
Dolores reprimió
una carcajada y luego desenchufó la plancha, lo agarró de las manos y por una hora dejó su trabajo para
reírse de las piernas de madera de George.
******
Cuando Paul
abrió uno de los cajones y descubrió que faltaban dos pares de sus gemelos más
caros, enseguida sospechó de ellas. Y mucho más de Chloe. Recordó las películas
de policías que había visto, y supo que no tenía que enfrentarse a ella
directamente. Sabía que Zettie estaba enojada con ella pero no sabía porqué,
así que podía preguntarle a ella y eso haría que se pelearan más y que él se
divirtiera porque era muy divertido verlas pelear. Pensó que el día que se fueran
de esa casa las extrañaría mucho.
La encontró
tratando de arrancar uno de sus autos que no sabía conducir.
–¿Necesitás
ayuda?
–No.
–Pero no sabés
conducir.
–¿Y qué?
–Una vez chocaste.
–Puedo chocar
cuantas veces quiera. Tengo dinero para comprarme autos, chocarlos, y
volver a comprar.
Paul rodó los
ojos, la chica estaba bien loca.
–Necesito preguntarte
algo.
–¿Qué? Arrgg
esta cosa. –se bajó del auto dando un portazo–Le diría a George que lo arregle pero
está muy ocupado bailando con Dolores. Y después dice que no es un acosador.
–¿George
bailando? ¡Necesito una cámara!
–Ay basta de molestarlo,
después de todo hacen linda pareja. ¿Y bien? –puso las manos en la cintura–¿De
qué te vas a quejar hoy?
–Me faltan dos pares
de gemelos y la culpable es Chloe.
–¿Cómo creés
eso? ¡Si vos no tenés amigos no te metas con los míos!
–Pensé que
estaban peleadas…
–¿Y con eso qué?
Además Chloe sería incapaz de hacer algo así.
–Te recuerdo
que…
–Ya sé, somos
delincuentes, pero a ustedes no les robamos. Sólo cositas sin valor para la colección,
nada más.
–Nos robaron diez
millones del banco.
–Lo dicho, cosas
sin valor.
Paul suspiró y
se rascó la cabeza.
–Bueno, si no
fue Chloe, no sé quién fue. Pero no están. Busqué por todos lados y no están. Y
hasta hace más o menos una semana estaban ahí.
–Eso es raro
como la desaparición del reloj de John. Paul, creo que tenemos otro ladrón en
casa. Compré setenta plantas y hoy las conté y sólo están puestas cuarenta y
cinco.
–Tofu ya no las
come después de esa diarrea que le agarró…
–¡Ay no me hagas
acordar de eso! Tu caballo asqueroso…
–Entonces Jaime
ni siquiera las puso. Quizás no tuvo tiempo.
–Paul, tuvo mas
de una semana y siempre que lo veo está sin hacer nada, o sea que le sobra el
tiempo.
–Entonces las
vendió.
–Quizás. Y ahora
que recuerdo, más de una vez lo vi dentro de la casa. ¿Qué hace un jardinero adentro
de una casa? Se supone que su trabajo está en el jardín.
–Entonces quizás
sea él. O Dolores.
–Decile eso a George
y te abrirá la cabeza con una botella rota. Bueno, vamos a investigar. Siempre
fuiste bastante policía así que supongo que esto te emocionará.
Paul la siguió
hasta el cobertizo donde se guardaban las herramientas. Miraron desde allí
hacia al entrada, donde Jaime cortaba el césped con demasiada lentitud.
–¿Lo ves? No
hace nada. Estamos manteniendo vagos, además de ustedes. –dijo Zettie–A ver,
revisá.
Comenzó por una
simple caja que parecía tener semillas, pero no había nada. Zettie abrió varias
latas, miró adentro de las regaderas, pero no encontró nada más que tierra o
semillas.
–¡Zettie! ¡Su
abrigo! –Paul revisó los bolsillos. No encontró los gemelos pero sí encontró un
par de aros.
–Son de Chloe.
–dijo Zettie al verlos–Será desgraciado…
–Quien le roba a
un ladrón…
–Me importa un
carajo quién le roba a quién. –Zettie le quitó los aros a Paul y fue rumbo a
buscar a Chloe. La encontró riéndose con John, sentada al sol.
–A ver cabeza de
novia. ¿Cuándo fue la última vez que usaste tus aros de perlas?
–Mmmm…¿ayer?
–Zettie no
interrumpas. –se quejó John–¿Y qué hacés con Paul?
–¿Dónde los
dejaste? –Zettie lo ignoró y Chloe pestañeó pensativa.
–Creo que en mi
mesa de luz. ¿Por qué preguntás esas cosas?
Zettie abrió la mano
y se los mostró.
–¿Los perdí?
–No. Te los
robaron , que es peor.
–¿Cómo alguien
se atreve a robarme a mí? –exclamó poniéndose de pie.
–Ahí lo tenés,
cortando el césped. Estaban en su abrigo. Y creo que también robó el reloj de
John y unos gemelos de Paul, porque todo es demasiado sospechoso. ¡Nos está robando en nuestras propias
narices!
Chloe corrió
hasta donde Jaime ahora estaba sentado, sin ningún apuro en terminar su labor.
–¡Jaime! –le
gritó–Esta me la pagás.
–¿Qué, señori…?
–Nada de señorita,
viejo ladrón. –le mostró los aros–¡Te metiste en mi habitación y robaste! ¡Y
robaste más cosas!
–¿De dónde sacó
eso?
–Del mismo lugar
que dice que voy a echarte ahora mismo. Fuera.
–No le conviene
echarme. Sé todo sobre usted.
–Uy Chloe…–se
quejó Zettie.
–¿Qué sabe?
–Mucho. Por
ejemplo, que esos cuatro peludos son su harén.
–Otro con eso.
¿Y qué? ¿Tiene envidia?
–Para nada.
–¿Qué mas?
–Que en algo
andan porque no trabajan nunca y tienen mucho dinero.
–Vos tampoco
trabajás nunca y sin embargo te pagamos un sueldo. –dijo Zettie–Vamos, afuera.
–Les va a costar
caro esto.
–Sí, sí, lo que
diga. Mañana iremos a su casa y buscaremos las cosas que nos faltan. –dijo Chloe increíblemente seria.
–Las vendí.
–Peor para
usted.
Jaime se sacó el
delantal y lo tiró en el suelo, y caminó hasta el cobertizo a buscar su abrigo.
–¿Qué le
haremos? –preguntó Zettie.
Media hora después,
hacían algo que no creerían que harían nunca: llamar a la policia. En un rato estaban allí. Jaime
finalmente dijo que no había vendido las cosas, porque esperaba una subasta
importante en la que vendería “cosas exclusivas de los Beatles y sus novias”.
–¿Quiénes
vendrían a ser sus novias? –preguntó el policia que anotaba todo, más por
curiosidad que por otra cosa.
–Ella. –dijo
Paul señalando a Chloe.
–Sos lo peor,
McCartney.
–Cuando lo
cuente, será genial. –dijo el policía sonriendo.
–¡No, no! Oiga,
se supone que las cosas dichas acá son confidenciales, no puede contar todo.
–Depende.
–¿De qué?
–De cuánto
pague.
–Yo no puedo
creer esto. –Chloe comenzó a echarse aire con una revista–¡La policía nos pide
sobornos a nosotras! ¡A nosotras!
–Tirale unos
billetes, Chloe, para que deje de molestar. –dijo Zettie.
–Pagale vos.
–¿Por qué? Si
vos sos la novia acá.
–Ayy bueno
bueno. Pagará Paul.
–No va a pagar
nadie. –dijo otro policía, que le estaba tomando declaración a Jaime–Agente, ya
hablaremos de esto. Señoritas, les pido disculpas por el comportamiento. Que
tengan buen día.
***********
–¡Sonrían los
novios! –gritó Paul antes de disparar su cámara. Brian les había traido cámaras
nuevas y no paraban un segundo de tomarle fotos a absolutamente todo. Zettie ya
había tirado la de John a la piscina pero la cosa seguía funcionando.
–Paul no aguanto
más que vos y George griten todo el tiempo que somos novios y que sigan
rompiéndome la paciencia con esos aparatos.
–¿Pero no son
novios acaso?
–Algo así. –dijo
John–Basta Paul. Crecé un poco, por favor.
–Uy, se puso en
plan paternal.
–¡Sonrían!
–gritó Ringo subido a un árbol.
–Y mirá a aquel
mono ahí arriba. ¡Bajate! –Chloe le tiró con una de las nueces que estaba comiendo
junto a John. Escuchó el “click” de la cámara de Paul otra vez y se cansó. Sin
pensarlo dos veces, le tiró con algo más contundente: una maceta.
–¡Ey! –gritó el chico
esquivando con habilidad. La maceta se hizo añicos contra el suelo y se escuchó
el grito de Zettie desde el balcón.
–¡Esa era mi
maceta!
–Zetie tenés
setenta plantas.
–¡Cuarenta y
cinco! Jaime me robó las otras, ¡y vos rompiste mi preferida! ¡Harta de todos
ustedes estoy! –se escuchó que cerraba su ventana de un golpe y bajaba las
persianas.
–Iré a pedirle
disculpas, de verdad era su preferida. –dijo Chloe a John.
–¿A mi no me pedís
disculpas? –preguntó Paul.
–No. ¡Y Ringo
bajate de ese árbol!
**********
Escuchó
golpecitos en la puerta y respondió con un gruñido. Se abrió apenas.
–Perdón. –dijo
Chloe.
–Mmm. –respondió
sin dejar de mirar los papeles que tenía sobre la cama.
–¿Qué hacés?
–Estudio. Algo
que tendrías que hacer vos.
–Zettie…–se acercó
a la cama y vio lo que había allí–Son los planos del palacio.
–Te dije que lo
haría.
–No, no, no,
Zettie….Es una locura. Siempre lo fue, pero insististe tanto que parecía
fácil…pero no lo es.
–Lo puedo lograr
sola. No como queria, disfrazada de guardia porque soy muy bajita y me pescarán enseguida. Pero lo haré de otra
forma, y lo haré mañana.
–¿Qué? ¿Mañana?
¡Zettie, no!
–Haré lo que se
me cante Chloe y lo haré cuando quiera. Y será mejor porque no tendré que dividir
el dinero.
–No Zettie, por
favor. Es una completa locura, te agarrarán enseguida y no será como si te
agarraran robado un peaje, será peor.
–Bueno vení
conmigo. De a dos puede salir.
–No, te dije que
no.
–Chloe somos
profesionales, nadie tiene la experiencia que tenemos.
–Pero es que
algún día todo saldrá mal y ese día será mañana. Mirá en todo lo que nos metimos. Hasta ahora las
cosas van bien, pero ya tomamos muchos riesgos. Mirá si un día habla el ruso, o
este Jaime de mier….Vos me entendés. O mirá si habla Dolores. Se acaba todo.
Mejor terminar todo antes.
–Chloe con
semejante experiencia ¿vas a dejar todo para ser no sé, oficinista?
–No sé. Pero lo
que sí sé es que mañana no harás eso.
–Si querés
abrite. Yo sigo. Y claro que lo haré, ni aunque me encierres podrás.
Chloe suspiró y
se fue caminando lento. Tenía que pensar un modo de convencerla de que no haga
tal locura pero no sabía qué.
–¿Puedo pasar?
–escuchó Zettie. Se guiró y vio a Ringo–Chloe dejó la puerta entreabierta.
–Ella nunca las
cierra. ¿Vos no estabas arriba de un árbol?
–Me caí.
–Qué boludo.
–rió y él también, pero enseguida se puso serio–Zettie no lo hagas.
–¿Qué no haga
qué? –lo miró con desconfianza.
–No sé…Escuché
lo que hablabas con Chloe. Y si ella, que no le tiene miedo a nada, dice que
algo es peligroso, deberías hacerle caso.
–¿Ahora me decís
lo que tengo que hacer?
Se acercó a la
cama y miró el plano que ella tenía marcado con diferentes colores.
–¿Eso es el
palacio?
–Sí.
–¿Lo van a
robar? –preguntó boquiabierto.
–Lo haré sola.
Toda la gloria para mí.
–Zettie eso es una
locura. Te apresarán enseguida.
–Evidentemente
no sabés con quién hablás. No me agarrarán ni muerta.
–No digas eso, por
favor. Zettie no lo hagas, de verdad, es muy peligroso. Chloe tiene razón.
–¿Te manda ella?
–No, te dije que
escuché todo.
–Chloe cambió
totalmente cuando empezó a salir con John. Bueno, salir es un modo de decir.
Solo salen al parque. El amor pone a la gente muy tonta.
–¿No querés
ponerte tonta vos también? –se acercó a ella y le sonrió.
–No me diste ni
la hora en todo este tiempo, ¿y ahora me salís con eso?
–Quizás no lo vi
bien antes. Pero Zettie, cualquier cosa con tal de que no hagas eso. Te
apresarán y no quiero verte en la cárcel.
–Lo decís de lástima.
–No, no, de
verdad me importás. No lo hagas, por favor.
Te lo pido yo.
*************
Era muy tarde
cuando Ringo despertó a Zettie con un ladrillazo en la ventana. Se sentó del
susto, presintiendo que había comenzado la guerra nuclear o algo parecido.
–¡Pero quién fue
el tarado que me rompió la ventana!
–¡Yo!
Miró para abajo
y lo vio.
–¿Ringo? ¿Qué
hacés ahí?
–Quería contarte
algo.
–¿Y no podés golpear
la puerta?
–Es más romántico
tirando piedritas a la ventana.
–¡La rompiste
con un ladrillo!
–Bueno, es que
no te despertabas….pero no niegues que es romántico.
–Bueno, estoy en
un balcón y vos abajo. ¡Somos Romeo y Julieta! Espero que no terminemos igual.
¿Y qué era eso que tenés que contar, querido Romeo?
–Algo malísimo.
Brian nos viene a buscar mañana a primera hora. Nos vamos. Ya no hay amenaza
terrorista y está furioso por lo de John y Chloe, cuando se entere de los
nuestro y de lo de George y Dolores…se pudre todo.
–Hay que hacer
algo.
***********
–¡Chloe! ¡Chloe!
¡Despertate de una vez!
–Zettie Foster,
¿toda la vida pensás despertarme así?
–Es una
urgencia.
–¿Qué se quema?
–Nada. Bueno sí,
¡se queman nuestros sueños!
–Qué poética
estás esta noche. Como se nota que estás enamorada, ¿eh, pillina?
–Chloe no me
jodas, que es algo serio. Brian se los lleva. Mañana. Por la mañana. Se acaba
todo.
–¿Vos me estás
hablando en serio?
–Mas que nunca.
Hay que hacer algo. Dijo Ringo que como ya no hay amenaza terrorista ya pueden
irse de acá. Chloe, cómo nos quedamos en ésa. Nunca más amenazamos y ahora
mirá…
–Eso se
soluciona fácil. Vamos a la sala.
Caminaron con
sigilo hasta la sala y ahí marcaron el número de Brian que ya sabían de
memoria. Tan tarde sería más tenebroso.
–¿Y si nos reconoce
la voz? –dijo Zettie.
–Dejame que yo
sé imitar muy bien.
Cuando oyó que se
descolgaba el teléfono, comenzó a hablar sin esperar un “hola”.
–Beatles. Bomba.
–dijo con la voz más oscura que le salió.
–Muerte.
–susurró Zettie.
–Muerte.
–repitió Chloe. Escuchó el silencio del otro lado.
–¿Así que son
ustedes?
Se paralizaron
cuando oyeron la voz a sus espaldas. Chloe dejó caer el auricular y se giró con
lentitud. Cruzado de brazos, John las miraba.
*-*-*-*-*-*-*-*-*
Holaaaaa! Bueno, miles de días después aparecí, ya ni sé si alguien lee esto aparte de Cris HOLA CRIS! De todos modos aqui estoy trayendo el anteultimo capitulo de este desquicio.
Volveré...bueno, volveré algún día de estos.